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-Objetivo del día de hoy-
Editar las fotografías para resaltar su belleza. -Segundo objetivo-
Observar la foto del chico del violín.
El segundo objetivo me aterraba un poco, pero debía hacerlo, salí de mi habitación y me dirigí hacia el ático. Baje las escaleras de una forma muy lenta mientras mi corazón se aceleraba, al fin llegué, la fotografía estaba en el aire sostenida por dos pinzas y un hilo. Encendí la luz, mi corazón no dejaba de aumentar su ritmo, tomé la fotografía con una mano y la observé con anhelo. Recordé aquella vez que lo vi tocar, recordé la vez que lo vi parado en medio de la lluvia, recordé sus ojos repletos de lágrimas, mi corazón se sentía destrozado. Algo me decía que ese chico no tenía a nadie yo quería que me tuviera a mi.
No sabría si llamarle desgracia o premio a nuestro encuentro, aunque de nuestro no tenia nada, solo era yo. Tomé asiento, mis pupilas se dilataron y mi corazón, ese corazón tonto no dejaba de latir con intensidad.
Es él, ese chico se robó mi corazón, observé cada detalle, aunque realmente la ropa y el sombrero lo cubrían casi todo, excepto su brazo derecho, dónde pude observar algo genial. Un tatuaje, tenía un violín tatuado en el brazo, cerca del tatuaje había un hermoso lunar. Los tatuajes son algo muy común no debería sorprenderme, lo curioso es que debajo del tatuaje tenía unos números, una fecha especial quizás. Quería averiguarlo, pero no debía entrometerme, tengo un trato con Ana y debo respetarlo, al final esa chica tiene algo de razón.
Enamorarse de alguien a quien ni siquiera conoces, solo por su mirada y por su melodía es algo tonto, algo que no pasa ni en las películas, así que debo olvidarlo. Aún así el chico tiene un estilo increíble, dejaré la foto y será parte de mi galería. Estoy segura que le llamará la atención a más de una persona. Antes de comenzar el proceso de revelado en las fotos de los árboles florares se me ocurrió mandarle la foto a Ana. Tome mi teléfono y le escribí.
-Hola, qué tal.
-Hola chica, ¿todo bien por ahí?
-¿Quieres ver algo fabuloso?
-Dale.
-Te presentó al chico del violín.
-¿Es en serio?
-Sí, lo és.
-Juliet, no puedo apreciar su rostro, lo único que puedo ver es ese tatuaje. Dime cómo es posible que te enamores de alguien a quien ni siquiera se le ve el rostro.
-Ana, se que suena algo de locos, pero mi corazón se acelera con tan solo pensarlo.
-No lo intentes Juliet.
-Haré lo que pueda. Adiós.
-Adiós chica.
Deje la foto en el escritorio y me concentre en las fotos de los arboles florares, comencé a aumentar su brillo, resaltar su belleza. Los árboles son hermosos no importa la estación del año, nunca dejan de ser hermosos y brindan un buen lugar. Iluminé cada foto, quizás suene algo sencillo pero no lo es
Mi día entero se fue en ello. Eran cerca de las ocho de la noche, al fin terminé la edición de las fotos. Apagué mi equipo y salí de mi habitación.
Tengo que cenar algo, estaba dispuesta a salir de casa en busca de un buen lugar para cenar. El único inconveniente era que me veía horrible, por un minuto pensé en entrar de vuelta a mi habitación y quebrarme la cabeza en pensar qué diablos ponerme, pero no lo hice, a quien le importa como me vea, lo único qué cambié fueron la pantuflas por unos tenis.
Salí de casa corriendo y saltando, mientas las luces de la cuidad comenzaban a encenderse, los chicos salían de las escuelas y lo ancianos regresaban a casa después de jugar cartas.
Sushi eso es lo que quiero cenar, me dirigí a una pequeña plaza cerca de casa. No es el mejor sushi pero esta bien. Después de caminar diez minutos al fin llegué, la orden tardo un poco, pero al fin tengo sushi en mis manos, decidí ir a comerlo a un parque muy lindo cerca del restaurante. El restaurante estaba lleno de familias y celebraciones de cumpleaños. Una chica solitaria no debe estar ahí. Solo tenia que cruzar una avenida, el semáforo cambio a rojo, estaba cruzando la calle y aunque parezca una estupida broma, el sushi cayó al suelo, estaba por recogerlo, el semáforo estaba por cambiar a verde y de repente un brazo me cogió por la cintura y me jaló, mi cabello cubrió mi cara por completo, no pude evitar molestarme.
-Oye, qué te pasa.
-Lo siento.
-Qué tonto.
-¿Querías morir?
-No, lo único que quiero es comerme mi sushi, que acabas de arruinar.
-Vale, vamos por ese sushi.
-Olvídalo.
Levante mi rostro y acomode mi cabello.
-Tú eres la fotógrafa.
-¿Qué?
-Eres la chica del parque.
En ese momento, recordé aquel chico solitario del parque. Daniel.
-Si, lo soy.
-Esto es genial.
-Disculpa, qué tiene de genial esto. Acabas de arruinar mi cena.
-No sea histérica.
-Y tú no seas tan tonto.
-Juliet, ¿quieres ir a cenar?
-Debería aceptarlo.
-De acuerdo.
Nos dirigimos al lugar de donde acababa de salir, pero ahora con el chico solitario, el camino fue silencioso, seguramente que es un chico reservado. Llegamos al lugar y pedimos, supongo que ahora si debeo tomar asiento, ahora somos dos personas en lugar de una, se dirigió a una mesa cerca de la ventana, me cedió el asiento. Al menos es educado.
Tenía al chico que apenas había visto una ves en frente de mí. Pude apreciar algunas de sus facciones, suelo mirar mucho a las personas, pero en verdad odiaría que me vea mirándole, su cabello es color negro, sus ojos son color café, apuesto que en el sol se ven aún más bonitos, sus pestañas son muy largas, sus labios son delgados y rosados, llevaba puesta una sudadera rosa pálido y un jeans negro, su estilo es muy cómodo. Daniel tiene muchos lunares, tiene un lunar cerca de sus labios, me recuerda al chico del violín. Al final dejé de mirarle y me enfoqué solo en la comida, en verdad moría de hambre. Terminé de comer muy rápido, no pasaron ni diez minutos, pero él apenas iba con el tercer trozo de sushi.
-¿Es en serio?
-¿Qué pasa?
-Terminé de comer.
-¿De verdad?
-Si, eres muy lento.
-Bueno, supongo que amas molestar a las personas.
- Así es.
-Eres molesta Juliet.
-Calla y date prisa. Gracias.
Daniel solo sonrió y se quedó en silencio, era un silencio bastante incómodo, quería salir de ahí. Ese chico es prácticamente un desconocido, resistí un poco más, supongo que después de esto cada uno tomará su camino y no hablaremos más. Después de un rato terminó al fin de comer, quería salir de ahí y dejarlo con la cuenta.
Ese chico dijo las peores palabras en el momento menos indicado.
-Juliet, ¿tienes algo que hacer?
-¿Perdón?
-Quiero dar un paseo.
Aunque no quería hacer esto, no debía dejarlo solo.
-¿Quieres que te acompañe?
-Si así lo quieres, sí.
-Está bien Daniel.
Después de pagar salimos del lugar, no suelo ser de las chicas que les gusta salir a caminar de noche, pero no quería ser una persona grosera, no creo que Daniel sea un mal chico.
-Daniel, ¿a donde vamos?
-No lo sé.
-¿Es en serio?
-Juliet solo camina.
-Acaso eres un pervertido.
-Juliet, cállate.
-No te conozco, no sé a donde quieres ir.
-Entonces, deberíamos conocernos.
-Creo que no eres tan reservado después de todo. -Chico solitario-
- ¿Chico solitario?
- Sí, eres el chico solitario
Jules solo sonreía, debo admitir que su sonrisa era realmente encantadora, al parecer no le afectaron mis palabras.

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