Solo tenia una cosa en mente, revelar las fotografías, pero lo principal revelar la fotografía del chico del violín. Baje al ático, el lugar donde sucede la magia, ese lugar iluminado con una pequeña bombilla roja donde son revelados los mejores paisajes y en este caso el chico que se robó mi corazón, después de un largo proceso de revelado faltaba esperar a que secara y su imagen fuera vivamente visible. Veinticuatro horas de espera.
Mi mente daba vueltas y se cuestionaba si sería lo correcto olvidarlo o si debería arriesgarme, mi corazón gritaba, decidido a correr el riesgo.
Al salir del ático mis pupilas se achicaron, al parecer al fin estaba por salir el sol. Eran cerca de las dos de la tarde. Decidí tomar un pequeño descanso, subí a la terraza donde tenía un hermoso jardín. Soy una chica de veintidós años, una chica sola con un jardín bonito y un amor hermoso por la fotografía y al parecer una tonta por enamorarse de un extraño. Mis plantas pedían un poco de agua, la lluvia me ganó, llovía de una manera muy leve pero al ver las nubes se desataría una completa tormenta. Solo pensaba en una persona, el chico del violín.
La lluvia puede ser hermosa para las personas felices, pero para las personas tristes puede ser una completa agonía, un recuerdo doloroso en forma de gotas. Los ojos nunca mienten y esos ojos gritaban por ser escuchados.
Tomé un paraguas y salí de casa, me dirigía a la plaza la maquinista, mi corazón comenzó a latir con fuerza, tomé el primer autobús.
Las personas parecían ser felices mientras llovía, las parejas mostraban su amor sosteniendo el paraguas, los locos enamorados bailaban bajo la lluvia y los amargados sólo trataban de huir de ella. Llegué a la parada del autobús, corrí a la plaza con el paraguas en mano, el viento comenzó a soplar con fuerza, mi paraguas no pudo resistirlo, seguí corriendo y al fin llegué. La fuente estaba sola, comencé a buscar por el resto de la plaza pero no tuve suerte. Mi mente intentaba tranquilizarme, quizás se tomó el día o tal vez esto solo es un pasatiempo, pero mi corazón sentía que algo estaba mal, sentía un pinchazo que me decía que el estaba por aquí en algún lugar, por más que busqué todo fue inútil.
intente tranquilizarme con un poco de café, la cafetería estaba solo a uno metros de mí. No sabía que hacer después de eso, solo quería saber si ese chico se encontraba bien, solo me bastaba con verlo unos segundos o escuchar su hermosa melodía para poder seguir. Llegué a la cafetería con el corazón y la mente dando vueltas
-Hola señorita buenas tardes, ¿Qué puedo ofrecerle?
-Buenas tardes, un americano por favor.
-Vale, tome asiento, en un momento le llevo su café.
-Gracias.
Fui a buscar una mesa cerca de una ventana, me encantaba ver cómo la lluvia hacía que los cristales se llenaran de paño, eso me hacía sentir tranquila. Tomé asiento, una palabra estaba escrita en la pared
"Brilla y contagia al resto del mundo con tu brillo"
Esa frase me hizo sonreír y a la vez me hizo llorar, porque al leerla solo pensé en él, el chico de los ojos tristes, el chico que tenía una constelación en la mirada con estrellas que perdieron su brillo. Yo Quería saber por qué, quería descubrir sus miedo y quería, en verdad quería que sus ojos volvieran a brillar, quizás no por mí, si no porque la vida es muy bella, nadie se merece estar por ahí sufriendo en silencio, siempre debemos compartir nuestro sufrir y no llevar toda la carga. Una lágrima resbalaba en mi rostro.
-Aquí tienes tu café, que lo disfrute.
-Gracias.
El café solía ser mi mejor medicina, pero ese día sabía amargo, me sentía realmente mal, recargué mi cabeza sobre el cristal y dibujé una carita sonriente con el dedo en la ventana, pude observar una silueta parada en medio de la lluvia, limpié el cristal para poder ver con claridad. Es él y está tocando el violín.
Salí corriendo de la cafetería con el corazón en la mano, el chico se encontraba tocando el violín en medio de la lluvia, no podía entender porque lo hacía. Me quede parada observando, sin saber que hacer, un cosquilleo recorrió mi cuerpo, mi corazón comenzó a latir con fuerza, un impulso se adueñó de mí, no sé qué mierda estaba a punto de hacer.
Salí corriendo hacia él, lo tenía en frente, pude observar y contar sus lunares, ver la forma de corazón en sus labios y también pude observar que lloraba, sus lágrimas recorrían sus mejillas, aun así su melodía no dejaba de ser hermosa, esperé a que terminase esa melodía que podía hacer que mi corazón estallara, gracias a eso estoy aquí. Pasaron cerca de cinco minutos, tomó el violín con una mano y lo bajo al suelo, levantó su rostro, sus ojos me miraron con frialdad, sus lágrimas seguían recorriendo su rostro. El parecía no prestarle atención al mundo, quería abrazarlo y decirle que todo estará bien, que podía contarme sus tristezas, todos sus miedos, haría lo posible por calmarlos y siempre lo llevaría a un mejor lugar. Pero solo éramos extraños, Aún así tenía que sacarlo de ahí.
Tome su brazo y lo jale con fuerza
-Vamos por favor, salgamos de aquí.
Tomo mi mano, la quito con tranquilidad y delicadeza.
-Por favor, qué rayos haces aquí, vamos.
Seguía sin obtenerte repuesta, no parecía importarle en absoluto mi presencia.
-Déjame por favor.
Esas palabras hicieron que se formara un nudo en mi garganta, decidí alejarme sin decir una sola palabra, igual no podía hacerlo. Entre a la plaza en busca de un paraguas, estaba completamente empapada y con mucho frío, compré el paraguas, me dirigí a la salida, me preguntaba si aún estaría ahí. Salí de la plaza y para mi sorpresa sí, aún seguía ahí con la cabeza inclinada y el violín en la mano. Abrí el paraguas, me acerqué a él, sin decir una palabra tomé su brazo con fuerza e hice que sujetara el paraguas, antes de salir completamente de ese lugar y quizás nunca volver, dije unas palabras.
"Tenemos la fuerza para volver a levantarnos"
Dije esas palabras mientras me encontraba de espaldas para salir de ahí.
Ni siquiera me detuve a observar lo horrible que lucia mi cabello ni el maquillaje. Mi corazón estaba triste y mi mente adolorida, me dolía pensar en lo triste que se encontraba, me dolía verlo así y no poder hacer nada, ni siquiera saber el motivo de sus tristezas, comencé a alejarme cada vez más.
-Me pregunto si conservo el paraguas o se fue de ahí-
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Las notas de nuestros corazones
RomanceDesde que oí tu hermosa melodía una parte de mí, se quiso quedar en ti. Al verte mi corazón se volvió completamente loco. Y sin pensar ante todo un caos, permanecimos juntos. -Para el chico de los ojos tristes- Gracias por hacer que este otoño f...