I'm free to be whatever I whatever I choose, and I'll sing the blues if I want
I'm free to be whatever I whatever I choose, and I'll sing the blues if I want. ——Buen día, mi pequeño cachorro —susurró Juliana, removiendo suavemente el enmarañado cabello de Lorenzo.
Sonrió para sí misma cuando el pequeño comenzó a moverse bajo su tacto, no pudo aguantar las ganas de darle un beso en la sien aspirando su conocido aroma. Era lo único que calmaba a su omega interna cuando esta se encontraba inquieta.
—Buen día, mami —murmuró todavía más dormido que despierto. Juliana acarició suavemente su espalda, para así lograr despertarlo por completo.
Juliana amaba tanto a su cachorro, su bien estar era todo lo que anhelaba en su vida. Desde el segundo en que supo que estaba en espera, supo que iba a ser su gran compañero y que daría la vida por el de ser necesario.
—Hambe mami —habló Lorenzo, restregando sus ojitos aún medio dormido.
—Lo sé amor, el desayuno está listo cachorro. Luego debemos ir al hospital, ¿sí?
Lorenzo fijó la vista en su madre entonces. La luz del día le pegaba en su pequeño rostro, resaltando sus ojos.
—¿Val-entina?
La sola mención de la alfa hizo que le diera una puntada en el pecho a Juliana, sabiendo la decisión que había tomado el día anterior sería una de las más difíciles.
—Si, bebé. Veremos a Valentina en un rato —Lorenzo asintió, y extendió sus brazos para que Juliana pudiera alzarlo en brazos.
Por supuesto que alzó en brazos a su cachorro y se dirigieron hacia el comedor, dónde aguardaba un desayuno para ambos.
Una vez terminado, la omega se encargó de vestir lo más abrigado posible a Lorenzo ya que estaba haciendo bastante frío. Lavó todos los trastos que habían utilizado, ordenando el apartamento de Valentina, no quería que esta pensara que Juliana era una ingrata que ni siquiera había dejado limpio el lugar que tan amablemente le había brindado.
Una vez listo, tomó las posiciones de ambos y salieron de aquel lugar que tan especial había sido los últimos días, no solamente por la comodidad de ella sino por la invaluable mujer que vivía allí y que le brindo absolutamente todo sin pedir nada a cambio.
Pero no podía seguir abusando de su hospitalidad, no era justo que ambos siguieran viviendo en su casa pretendiendo que era también suyo. Pretendiendo que no estaba viviendo solamente de prestado, y que no era más que alguien de paso por la vida de Valentina.
Nunca podría agradecerle con palabras lo que había hecho por su cachorro y por ella, pero era momento de seguir adelante. Era momento de buscar algo propio, o al menos dejar de molestarla. Porque sí, Juliana había sentido que era una molestia, no porque Valentina le hubiera hecho sentir así, absolutamente todo lo contrario, pero pensó que quizás, la alfa, era alguien tan buena que no le pediría que se fuera de su hogar por más que ya no quisiese tenerla allí. Juliana no podía concebir ese pensamiento.
Por eso, dio una última vista al lugar y luego cerró la puerta tras ellos. Su próximo destino era el hospital, y luego... bueno, eso lo vería después.
[ღ]
Juliana acababa de cerrar la puerta del consultorio de Valentina detrás suyo, con el corazón latiendo en su garganta y los ojos tal vez más húmedos de lo que le gustaría admitir.
¿Por qué se sentía tan mal hacer lo correcto? Sabía que era lo que debía hacer, pero aun así le dolía y su omega aullaba de pena en solitario dentro suyo, rogando y llamando a un alfa que no era suya.
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𝐀 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚𝐬 𝐁𝐚𝐛𝐲; 𝐉𝐲𝐕
RomanceEn la pirámide de una sociedad sexista, los omegas son el último escalafón de la cadena. La sociedad religiosa de Doncaster pondera el alfa y omega bien casados y marcados, donde no hay lugar para la inmoralidad. La alfa Valentina Carvajal, médica p...