One fine day gonna leave you all behind It wouldn't be so bad if I had more time. —
Era pasada las doce de la noche, lo cual significaba que oficialmente era el cumpleaños número 21 de Juliana.
Tanto ella como Valentina se encontraban en la escueta cama que habían estado compartiendo los últimos días, la oscuridad las rodeaba por completo. Una pequeña luz se adentraba por la rendija de la puerta, y el único sonido que se oía era sus respiraciones junto con sus voces susurradas.
—Feliz cumpleaños, omega —susurró Valentina, tenía en frente suyo el rostro de Juliana. Una de sus manos acariciando su suave mejilla, la otra servía de almohada a la omega, mientras que delineaba la delicada línea de la espalda de la joven. —Te deseo felicidad, desde mi corazón quiero que seas feliz porque eres el ser más precioso que conozco.
Juliana todavía no se acostumbraba a la manera en que Valentina le hablaba y las cosas preciosas que salían de sus labios para con ella, pero ciertamente no le costaba oírlo.
Se inclinó un poco, sus frentes pegadas una a la otra. Sus narices a un palmo de distancia y sus pequeñas manos en el pecho de la alfa.
—Gracias, alfa. Tú también eres lo mejor que pudo pasarme, y por ser todo lo que alguna vez soñé —murmuró viendo la silueta dibujada de la mujer que poco a poco había robado su corazón con nada más que amor y cuidados.
Valentina sonríe, y acorta la distancia para dejar un delicado beso en los labios de la omega. Los besa una y otra vez, hasta que siente sus pulmones arder por la falta de oxígeno. Si no fuera por ellos, la besaría por el resto de la eternidad.
—Tengo un regalo para ti —exclamó, todavía intentando recuperar el aliento.
Juliana se sorprendió, negando con la cabeza como si ello pudiera detener a Valentina.
La alfa se empezó a reír por la reacción de Juliana, pero aun así beso una vez más sus labios antes de levantarse de la cama, con su remera holgada, pijama y descalza salió de la habitación para volver a los pocos segundos con un enorme paquete envuelto.
Se acercó a la cama, dónde Juliana ya se encontraba sentada todavía sin poder creer que Valentina le hubiera conseguido algo por su cumpleaños.
—Es un regalo que tiene dos partes —comenzó a explicar Valentina, depositando en la cama el paquete envuelto. —La otra parte estará en casa, para cuando volvamos.
—Valentina... —susurró Juliana, todavía incrédula, pasando una mano por la envoltura azul brillante y acariciando suavemente. —No era necesario un regalo.
Valentina chistó con la boca, e hizo un ademán quitándole importancia.
—Tuve que pedir varios favores para poder conseguirlo a tiempo, pero... espero que te gusten —Valentina se encontraba sentada a su lado, en cuclillas. Juliana se rio por la emoción de la alfa, que saltaba en su lugar, ansiosa.
—Lo que sea que me hayas dado es más de lo que pudiera pedir, alfa —susurró Juliana.
Valentina sonrió, viendo el brillo especial en los ojos ajenos por más que hubiera oscuridad. La poco luz que entraba era suficiente para distinguirlo.
—Ábrelo, Juls. Ábrelo —la instó, casi mordiéndose las uñas.
Juliana suspiró ondo antes de proceder a hacerlo. Desató el moño con cuidado y rompió el papel, que según dicen trae suerte.
Dentro había una caja de madera tallada, de buen tamaño. Se encontraba cerrada, entonces la omega buscó tirar de la cubierta hacia arriba encontrándose con una pila vertical larga. Frunció el ceño sin entender, hasta que metió un par de dedos y sacó una de la pila. Respiró con fuerza, sorprendida, cuando lo vio. Entonces, sacó otro. Y otro, y otro. Hasta que varios estuvieron apilados en su regazo.
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𝐀 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚𝐬 𝐁𝐚𝐛𝐲; 𝐉𝐲𝐕
عاطفيةEn la pirámide de una sociedad sexista, los omegas son el último escalafón de la cadena. La sociedad religiosa de Doncaster pondera el alfa y omega bien casados y marcados, donde no hay lugar para la inmoralidad. La alfa Valentina Carvajal, médica p...