Capítulo 6.

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Come on baby blue shake up your tired eyes, the world is waiting for you, may all your dreaming fill the empty sky. —

Los siguientes 3 días a la conversación que tuvieron Valentina y Juliana en el consultorio fueron muy similar a las anteriores, cómo cuándo recién habían llegado a la casa de la alfa, bueno exceptuando que ahora compartían pequeños besos cuándo Lorenzo no las estaba viendo, o se quedaban después de que el pequeño se durmiera mirando una película y abrazadas bajo una manta.

Juliana supo entonces que el cuerpo de la alfa era muy cálido, y perfecto para abrazarla. Sus brazos fuertes y largos la sostenían cerca suyo, y cada vez que le hablaba cerca y bajito, el interior de la omega vibraba.

Valentina tenía una manía por besarle el rostro y el cuello, y hacerle cosquillas en la pancita. Esos pequeños momentos eran únicos, mejor de lo que alguna vez imaginó y se encontró acostumbrándose muy rápido a ellos, y eso le causaba un poco de miedo. Miedo de que se acabe, que la alfa se despierte y se dé cuenta de que ella no vale la pena.

A la hora de dormir era todo igual que siempre, Juliana dormía en su habitación con su hijo y Valentina sola en la suya, porque aún era muy pronto y no podrían tampoco explicar a Lorenzo lo que estaba sucediendo entre ellas, porque a decir verdad ellas tampoco sabían qué eran.

¿Eran pareja? ¿Amigas que se besaban? No sabían, y no importaba ponerle título, al menos por ahora.

Pero, hablar de eso con Lorenzo era otra cosa. Juliana no quería confundir a su hijo y por supuesto que Valentina respetó en todo momento.

Luego de salir del hospital 3 días atrás, Lorenzo estaba muy contento de volver a la casa de Valentina y así también Juliana. Todavía no paraba de sonreír al pensar en Valentina, y la alegría que vio en sus ojitos cuándo aceptó quedarse de forma permanente con ella. La alfa parecía no creerlo, pues antes de que ambos salieran en dirección al departamento, le hizo prometer de que cuándo llegase más tarde ese día ellos estarían allí, que no le mienta porque su corazón se rompería en mil partes, Juliana sintió la sinceridad en sus ojos y también la tristeza al pensar eso.

Le aseguró de que los dos encontraría allí cuándo volviese ese día, pero no fue hasta que la alfa realmente los vio con sus ojos al llegar que pudo respirar tranquila, y desde ahí todo marchó viento en popa.

—¿Juls, que haces? —Valentina entró a la cocina.

Era su día libre del hospital, así que estuvo todo el día con ambos y simplemente era hermoso. Pasar tiempo con Juliana y Lorenzo llenaba su corazón de una forma en la que jamás nadie más lo hizo.

—Estoy lavando los trastos, alfa —contestó Juliana, y enseguida sintió el cuerpo cálido de la alfa apretarse en su espalda.

Sonrió cuándo los labios de Valentina besaron su nuca, y después su cuello y mejilla.

—Deja eso, omega y ven a tomar una siesta conmigo. Hueles tan bien —susurró Valentina, atrapando a la más pequeña entre sus brazos.

Juliana suspiró bajito ante el tacto sutil de la alfa. Valentina siempre era suave y delicada con ella.

Se dio la vuelta, después de secarse las manos, y arrojó sus brazos en el cuello de la más alta. Valentina sonrió mirando hacia abajo, viendo los cachetes colorados de la menor.

—Lorenzo... —susurró, preocupada.

—Se encuentra durmiendo, recién acabo de verlo. Incluso roncaba un poquito —ambas rieron. Valentina besó su nariz, y después acarició la contraria con la suya. Amaba la pequeña nariz de Juliana. Sus manos en la cintura pequeña —por favor, aunque sea acuéstate a descansar conmigo. Te puedes levantar antes que Lorenzo.

𝐀 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚𝐬 𝐁𝐚𝐛𝐲; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora