And I want to be there when you're
coming down, and I want to be there when you hit the ground so don't go away, say what you say but say that you'll stay forever and a day in the time of my life. —Juliana maldijo entre dientes.
Hacía casi una hora que estaban esperando, ella y Lorenzo, en la sala de espera del hospital, listos para irse solo Dios sabe a dónde. El servicio meteorológico había acertado el pronóstico, y la tormenta de aguanieve cayó con ganas sobre Doncaster, y si seguía como decían duraría varias horas.
¿Era la mujer mala suerte o qué?
Dejó que Lorenzo jugara a su lado mientras aguardaban a que mejore al menos un poco.
El pequeño tenía puesto su gorro de osito panda que cubría sus orejas de intenso frío, más su camperito azul llena de arcoíris pequeños.
Luego de unos minutos, en que Juliana se perdió en su mente, sintió un tirón en el estómago cuando vio el rostro triste de Lorenzo, al tener que dejar de jugar con una niña de casi su edad cuando su padre omega lo miro de arriba a abajo por ser hijo de una omega no marcada, y con un nudo en la garganta entonces se ofreció a jugar con él.
Su hijo no se merecía tal desprecio.
Era siempre así, la gente los trataba como personas de segunda clase solo por no tener un alfa en sus vidas. Por no tener una maldita marca en su cuello, la condenan a ella, le dejan de lado. Pero no al alfa que la usó y maltrato siendo tan solo una adolescente. Juliana sabía que la sociedad estaba de cabeza, y le dolía pensar que su hijo se iba a criar marginado por culpa de ella haber confiado en la persona equivocada, aunque si le preguntan hoy no hay un segundo que se arrepienta de su error porque a veces de ellos sale lo mejor de nuestras vidas y de ello nació Lorenzo. La omega no concibe un mundo sin su hermoso y pequeño Lorito.
Su mente divagó hasta cierta alfa de ojos azules, y la forma en que la trató esa mañana, todo son dejar de jugar a la carrera de autos con Lorenzo, dónde el pequeño siempre ganaba, pero a Juliana no le importaba. Volviendo a Valentina, ahora se siente muy confundida por sus acciones.
¿Por qué hizo lo que hizo? ¿Por qué le ofreció su casa para quedarse? ¿Por qué la contuvo de esa manera cuando se quebró? ¿Por qué la abrazó tan íntimo? ¿Por qué se sintió tan correcto por un momento, como de verdad perteneciera ahí? ¿Por qué no la miraba con asco como la mayoría de alfas que conoció?
Muchas preguntas, ninguna respuesta.
Era muy extraño, nadie jamás la trató de esa manera. Como si de verdad valiera, como si fuera importante. Como si Juliana existiera.
Lo cierto es que se sintió tan bien, pero la vez tan mal. No debió quebrarse de esa manera en los brazos de una alfa desconocida, era completamente inmoral. Y menos aceptar ir a su casa, es impensado.
La sala se encontraba casi vacía ahora, y Juliana, mientras jugaba con Lorenzo y se ahogaba en sus propios pensamientos, no pudo percibir el par de ojos profundos como un mar que la veían desde el otro lado del lugar.
—¿La tormenta sigue?
Se asustó la omega, cuando una voz femenina y profunda la sacó de sus profundos pensamientos, y al girar era nada más ni nada menos que la Dra. Valentina Carvajal.
—Ups, te asusté —se disculpó, dando un paso hacia atrás y dejando lugar a la omega.
—¡Docto'a! —Lorenzo enseguida le había tomado cariño a su amable médica.
—Hola, campeón ¿Todavía por aquí?
Lorenzo asintió, con una sonrisa fácil en su hermoso y pequeño rostro.
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𝐀 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚𝐬 𝐁𝐚𝐛𝐲; 𝐉𝐲𝐕
RomanceEn la pirámide de una sociedad sexista, los omegas son el último escalafón de la cadena. La sociedad religiosa de Doncaster pondera el alfa y omega bien casados y marcados, donde no hay lugar para la inmoralidad. La alfa Valentina Carvajal, médica p...