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Viernes 18 de noviembre 2016

El alba indica que ya es un nuevo día. ¡Genial! Ya son tres días sin dormir. Me levanto. La ducha en frío me despierta. El café que preparó me da la suficiente energía para ir al trabajo. Mi chofer me espera. Me abre la puerta del auto. Nos adentramos hacia el caos de la ciudad. Observó por la ventanilla a los transeúntes. Extraño, siento, pienso. Pensar que estuve a punto de presentarle a mi padre, aun cuando este estaba en contra de nuestra relación. Miro la hora en la pulsera de mi mano izquierda: 07:39. Lo más probable es que él, esté regresando borracho a su mugroso departamento. Me pregunto cómo alguien de mi posición se enamoró de un ser que no tiene un futuro planeado. El pensamiento se esfuma cuando llegó a destino. Mi chofer me abre la puerta y salgo hacia mis responsabilidades. Entró serio al edificio como todas las mañanas. Al pasar, las mujeres intentan llamar mi atención. Como es usual, fracasan. Luego de trece pisos, llego a la oficina. Alexa, mi secretaria, me cede la carpeta con las tareas del día. No tardó mucho en despacharla de la oficina. Me siento en el sillón de cuero y apoyó los pies sobre el escritorio de roble. Abro la carpeta y luego de leer las tres líneas del nuevo contrato, la tiro. Descuelgo el teléfono y lo llamó. No hay respuesta, vuelvo a intentarlo. Una voz adormecida me atiende, me sorprendo. Me quedo en silencio y luego de varios "¿Hola? ¡¿Hola?!", le pregunto dónde ha estado. Del otro lado suspiran y responden con un "ya hemos terminado". Cuelgan. Se me cae una lágrima mientras con fuerza sostengo el teléfono. Con enojo lo tiró al suelo. ¡Esto no puede estar pasando! ¿A alguien como a mí? ¡No! Cancelé todas las reuniones, agarré las llaves de mi auto y en tiempo récord estoy en su apartamento. Mis gritos acaparan la atención de algunos vecinos. Miles me tira del brazo para adentrarnos en su hogar. Me pide que me calme. No puedo hacerlo. Me abofetea. Nos miramos directo a los ojos. Me siento avergonzado, no suelo perder la compostura así.

"Esto es tu culpa" mi temblorosa voz se anuncia

Miles sonríe de costado. Eso me gusta.

"No, Alexander, es la de tus padres, es la de tu clase ..." declara

Observó cómo se sienta al borde de la silla en la cocina. Se pasa las manos por su reciente corte de cabello. Me mira a los ojos. Sonríe irónicamente.

"...Tienen esa costumbre de mierda de creer que todo les pertenece" suelta de manera despectiva

Lo miro con confusión.

"Pero ... sí me perteneces, te amo, ¿no lo entiendes?"

Miles se pone de pie.

"No, ¡Alex! ¡vos no me amas! vos no sabes lo que es el amor ... ¡vos solo sabes lo que es poseer! Porque es lo que te enseñaron, a tener, más y más y más. Porque es la única manera en la cual ustedes se relacionan, pisando cabezas, llenando una cuenta bancaria, pero con una habitación vacía. ¿Sabes por qué te gustó? Porque soy todo lo que vos nunca vas a poder ser: ¡libre! Sí, me despiden con frecuencia, mis muebles son viejos, mi ropa de segunda mano, ando en subte ¡No tengo dinero! Pero tengo amigos, verdaderos amigos, no como los tuyos que sólo te visitan para planear un viaje de lujo. Mis padres me quieren y por sobre todo me aceptan ¿Te piensas que soy idiota? ¡Sé que no me ibas a presentar como tu novio! Eso es lo que me hiciste creer, pero en el momento en el que estuvieras estacionado en la casa de tus padres te ibas acobardar ¡porque eres un cobarde, un hipócrita!"

Silencio en la habitación. Son pocas las situaciones en las cuales no sé qué decir. Observó cómo abre la heladera y destapa una cerveza. Él sabe que ese tipo de comportamiento me irrita, pero también sabe de qué no le voy a decir nada, porque como es usual, la respuesta será que él puede beber alcohol dónde y cuándo quiera. Se limpia la boca en su muñeca. Me apunta con su botella.

Él extraña, siente, piensa [MILEX] [Miles Kane x Alex Turner] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora