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Miércoles 23 de noviembre, 2016

Estoy de pie frente al consultorio. La fachada del lugar es elegante y minimalista. No podía esperar menos de un barrio como Notting Hill. Junto a la puerta de entrada, hay una placa en color dorada que recita "Alina Benzema, Licenciada en Psicología". Mis pensamientos continúan revueltos ante el hecho de si esta es una buena idea. A pesar de ser una profesional, no deja de ser una completa desconocida para mí, ¿Realmente debo confiar en ella? Transcurrí un prolongado tiempo de pie, lo sé, porque aun cuando no he llamado a la puerta, esta se ha abierto y un apuesto joven que lleva una agenda en su mano, pregunta si tengo una cita. Asiento y sin esperar a que vuelva a interrogar, le digo mi nombre. Él pone atención a lo que presumo, son las citas pautadas y levanta su vista para fijarse en mí, dedicarme una sonrisa y presentarse como Liam, el secretario de la licenciada. Posteriormente a estrechar nuestras manos, me invita a pasar y acomodarme en uno de los elegantes sillones que se disponen en el espacioso y luminoso hall, haciéndome saber que la Srta. Benzema no tardara mucho en atenderme. De hecho, no lo hace. Pasan muy pocos minutos cuando de la inmensa y robusta puerta de color blanco se abre de par en par y una mujer tan joven como yo, se asoma y pronuncia mi nombre. Siendo honesto, esperaba una mujer como mi madre y me alivia al ver que no es así. Me levanto con prisa y camino hacia ella dejando el eco de mis zapatos contra el suelo de madera retumbando contra las paredes. Estando frente a ella, le ofrezco mi mano como saludo. Ella la acepta, esbozando una sonrisa. Se hace a un lado y me deja pasar. Cierra la puerta detrás de nosotros. Me quedo de pie en el centro de su oficina, analizando el espacio. Esta limpio y huele a flores, como ella. La Srta. Benzema no tarda en aparecer en mi radar, sentándose frente a su escritorio, el cual solo posee una agenda, un lapicero y un jarrón con un racimo de flores. Luce una sonrisa antes de indicarme que me puedo sentar en cualquiera de los dos sillones de una plaza que hay dispuesto frente al escritorio.

"¿Cuántos años tienes?" pregunta tomando una lapicera de color dorado

"Tengo 30" respondo alisando los pliegues que se forman en mi pantalón de vestir

"Contame por qué estás acá" articula mientras toma nota de lo que me imagino debe ser mi edad

"Ehh, tengo problemas"

"Bueno, quién no ..." manifiesta con una amable sonrisa "... Es un buen lugar para empezar"

Asiento, no sé porque lo hago, simplemente lo hago. Ella sonríe y presiento que es de aquellas personas que siempre tienen una sonrisa para brindar.

"¿Viniste por decisión propia o te lo recomendó alguien?" interroga

"Una amiga me dio tu tarjeta hace un tiempo y bueno, decidí probar ..."

"¿Hiciste terapia alguna vez?"

"Como si mi padre lo aprobara" respondo a la brevedad con una irónica sonrisa "Como si en mi familia de estas cosas se hablaran. ¡Como si hubiera lugar para los sentimientos!"

Ella toma notas. A la distancia, no puedo ver que está escribiendo. Aun cuando estiro mi cuello, no lo logro.

"Recién mencionaste 'problemas', en plural. ¿Hay alguno que te esté aquejando en este último tiempo?"

Bajo mi mirada hacia mis manos las cuales comienzo a frotar una contra la otra.

"Sí, hay uno en particular"

Me inquieta que esta mujer quiera ir al grano tan rápido. La familiar tensión muscular comienza a hacerse presente.

"¿Puedo fumar?" pregunto mientras busco el paquete de cigarrillos

Él extraña, siente, piensa [MILEX] [Miles Kane x Alex Turner] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora