Javier Hernández, un joven futbolista mexicano, termina siendo fichado por el Real Madrid, sin saber que ahí encontraría al hombre causante de sus suspiros y noches en vela por inundar sus pensamientos de una vida donde ambos fueran felices, juntos...
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Tras la victoria del Real Madrid, la celebración se acordó para llevarse a cabo por la noche, ya se veía venir desde antes el porque. Y si, no faltaría que terminarán ebrios, sin embargo al día siguiente también habría entrenamiento que nunca hacía falta.
El día paso rápido pues pronto todo el equipo se encontraba festejando, incluso habían puesto la casa de uno para así disfrutar en la piscina y pasarla mejor creando un ambiente de convivencia, festejo, entre todos ellos, pero todos sabemos que algunos de ellos se pondrían a tope con toda la bebida que entrara a su sistema durante el resto de la fiesta. A fin de cuentas, estaban festejando su victoria. Lo malo sería al día siguiente.
Todos se sumaban al ambiente, con un poco de música y gritos de los propios chicos, hablando sobre sus jugadas de ese día en el campo. A vista de cualquiera el lugar parecía el más alegre del momento. Javier se hizo presente, acercándose con su equipo, mostrando su sonrisa tan característica. Se integró pronto a la celebración, al parecer pronto encajo con todos sus nuevos compañeros que hasta fue felicitado por ellos, con algunos comentarios uno de ellos siendo el "primer partido y gol, grande Chicharito". Mientras celebraba buscando unirse más en el festejo, pudo sentir un brazo rodeando sus hombros. Era ese otro latinoamericano que le habían presentado.
— ¡Nuestra estrella! —dijo James con una sonrisa al abrazar a ese mexicano sobre los hombros.— Venga, todos una porra para Javier.
Todos sonrieron mientras le daban una porra al mexicano, el cuál no sabía ni a dónde mirar, aún no se sentía en completa confianza con sus compañeros nuevos de equipo pero estaba disfrutando del ambiente, no era tan necesario que hicieran tanto escándalo, eso pensaba pero los demás seguían con insistir en hablar y hablar, de tanta celebración que ahora querían tirar al joven mexicano hacia la piscina.
Javier después de todo se comenzaba a sentir hostigado por todos ya que no dejaban de darle felicitaciones por jugar tan bien en el campo siendo su primer partido con ellos, el mexicano pensaba que solo hizo lo que sabía, todos eran unos profesionales, solo era un gol, su primer gol en el equipo.
—Ya, no fue la gran cosa. —el mexicano quiso aligerar un poco todo el alboroto generado antes de que la fiesta acabará en la piscina.
Chicharito solo les dedicaba sonrisas a los demás, en busca del momento perfecto para alejarse de la fiesta, no era como las que solía hacer con sus compañeros de la selección mexicana. Que mencionandolos, echaba de menos a sus amigos.
Entre todas las voces, una más elevada en tono se hizo presente, y reconoció el acento, era aquel portugués que se acercaba a ellos.
—Venga hombres, dejen de hostigarlo.
Fueron las palabras dadas por el portugués, haciendo que todos en un quejido de mala gana se alejaran dejando tranquilo al joven; Javier solo pudo agradecer cuando Cristiano ya lo tomaba del brazo, guiando a este a una de las sillas para que se sintiera más tranquilo y no tan sobreexplotado con todos estando a su alrededor.
