Javier Hernández, un joven futbolista mexicano, termina siendo fichado por el Real Madrid, sin saber que ahí encontraría al hombre causante de sus suspiros y noches en vela por inundar sus pensamientos de una vida donde ambos fueran felices, juntos...
A eso de la media noche, Javier, llegó al que por el momento era su hogar. Desbordaba alegría por todos sus poros, esa sonrisa en sus labios dejaba mucho que decir para cualquiera que lo pudiera ver, no era para menos, la paso genial con el portugués en esa salida de ambos incluso pudo conocer pocas cosas de Cristiano que quizás nadie más pudiera notar, el portugués siempre la pasaba en cámaras, siendo fotografiado y grabado; era afortunado de tener tal oportunidad de convivir así de cerca con el número siete.
Ni corto ni perezoso se tumbó en su cama haciendo a las sábanas arrugarse, en el proceso, soltó un suspiro, tenía el móvil en la mano enviando algún par de mensajes a sus colegas en México, ellos le habían pedido que contara detalles después de su salida con el portugués, claro chismosos desde la cuna.
Miguel Layún, Guardado y Ochoa, fueron aquellos que le alentaron a salir de su hueco años atrás, nuevamente le habían demostrado ahora con el apoyo que le daban que siempre podría contar con ellos.
Javier apagó el teléfono móvil dejándolo reposar sobre el buró de noche; se retiró su calzado y poco después se vistió para dormir. Por su mente seguía el momento que había vivido con Ronaldo, se repetía una y otra vez como un disco en su cabeza sacándole sonrisas a la par de risas.
Su corazón que fue dañado años atrás, volvía a retomar ese sentir que anhelaba, las puertas a su corazón estaban abiertas una vez más, todo por ese hombre de hermosos ojos avellana quien estaba logrando en tan solo una semana poner todo su mundo de cabeza, de haber sabido que sería así desde el momento que le dijeron del contrato posiblemente no lo hubiera aceptado por el temor que aún guardaba muy en el fondo a ser dañado emocionalmente, por las que lo negara e ignorara seguía teniendo la misma inseguridad después de tanto. Pero no era tan malo lo que vivía.
Pero por la cabecita de ese mexicano pasaban más cosas.
Se replanteo que un pequeño paso a la vez era lo adecuado y es que esa misma noche también lo menciono al portugués puesto que quería iniciar de forma lenta, era cierto debía estar más clamado ahora que las cosas con Cris se habían aclarado, pero no podría controlar sus emociones tan fácilmente.
Y sabía que en algún punto no todo sería color de rosa.
Ambos tenían sus defectos, sus traumas, sus misterios y secretos.
Esa noche, el mexicano durmió tarde por dar vueltas en su cama invadido de pensamientos, todos ellos girando en torno a lo que pasaría ahora con la extraña relación que se desarrolló con Cristiano, tal vez parecida a la amistad.
Por la mañana, Javier despertó en cama nuevamente envuelto bajo las sábanas tan cómodas y suaves que podía sentir; tan solo iniciando el día estaba nervioso por ir a entrenar, lo vería a él por lo que sus ojos brillaban en una chispa de emociones que se empezaban a forjar y mezclar.
Rápidamente se levantó de estar bajo las sábanas, alistándose lo más pronto posible, tomo sus pertenencias para después verse en el espejo y curvear sus labios en esa sonrisa tan linda que lo caracterizaba.
El día comenzó sonriéndole a Javier y con ello él devolviéndole la sonrisa al mismo. Aplicaría aquella de un nuevo día era un nuevo gran comienzo, el gran comienzo de su oficial amistad y cercanía con Cristiano Ronaldo. Su romance... Bueno aun no llegaban a eso pero quién sabe, tal vez y pronto se lograría.
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