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Capítulo 8 "Aire"

Casi terminaba con la comida así que prácticamente solo las estaba esperando, no tardaron tanto en llegar.

—Hola—saludaron ambas mujeres al verlo en la cocina.

— ¿Cómo les fue?

—Bien—sonrió su hermana pasando su brazo por los hombros de Dul—, una mañana de compras muy productiva. Dul tiene muy buen gusto, ya lo confirmarás esta noche cuando la veas con lo que compró.

—Ya lo creo que sí—vio a la mujer con una sonrisa.

Aunque ya lo sabía no pudo evitar su expresión de asombro al verla salir de la habitación, se veía realmente espectacular.

—Te ves hermosa—dijo anonadado

—Gracias—se acercó con una nerviosa sonrisa.

— ¿No dirás que te diga algo que no sepas?

—No—rio llegando frente a él—, solo aceptaré el halago.

—De acuerdo—sonrió tomándola de la cintura—, aunque eso es evidente.

Mordió su labio inferior para después besarla suave y delicadamente, obligándose a detenerse cuando escucharon abrirse la puerta de Evelyn.

Su hermana tuvo razón, pasaron una muy agradable noche de fiesta en aquel club nocturno que sugirió visitar.

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Recordó que Evelyn había dicho algo sobre una tal Catherine que quería conocer a Christopher, no necesitó que le dijeran quién era, la mirada juzgándola de arriba abajo cuando llegó colgada del brazo del hombre lo hizo.

—Supongo que ella es Catherine—le dijo discretamente a Evelyn señalando a la mujer de la misma manera.

—Un tanto obvia, ¿no?—rio asintiendo.

—Vaya que sí—secundó la risa.

Su plática fue interrumpida por Christopher quien quiso llevarse a Dul a bailar, por supuesto aceptó.

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Se acercó a su amiga, quien no dejaba de ver a la mujer bailando con "el hombre de sus sueños" como ella lo llamaba.

—Sinceramente Catherine—rodeó sus hombros con su brazo—. ¿Enserio crees que mi hermano se fijaría en alguien quince años menor y que además es amiga de su hermanita?

—Bueno, aparento más edad—se encogió de hombros—, y soy hermosa. ¿Por qué no lo haría?

—Eso se vería raro, a él no le gustan tan menores, tiene treintaicinco, ella treintaidós, tú tienes veintiuno, muy lejos del rango de edad que a él le gustan, créeme Catherine, conozco a mi hermano y aunque no viniera con ella no te habría hecho caso.

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Dul y Christopher ya no fueron conscientes de esa mirada, se centraron en disfrutar la noche, al igual que Evelyn y sus demás amigos, hasta que decidieron retirarse.

Evelyn se dirigió a su habitación apenas llegaron, estaba agotada. Ellos también, pero decidieron beber una copa de vino en la sala viendo las luces de Chicago esa última noche, su vuelo de regreso salía al mediodía del domingo.

Claro que no estuvieron mucho tiempo ahí, pues la interrupción de esa mañana llegó a su mente, tenían algo pendiente y planeaban hacerse cargo de ello de inmediato.

No había dejado de pensar en la noche anterior, ahora, tenerlo de nuevo así, en contacto directo con su piel, llenándola de placer, nublando su mente con cada movimiento, perdiéndose en su mirada, su intensa mirada verde, su hechizante sonrisa, le estaba encantando estar en sus brazos así.