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Capítulo 4 "Más de lo que se imaginan"

Besarla superó toda expectativa que tenía sobre ello, sus labios tan suaves y delicados, sus manos rodeando su cuello, su respiración agitada cuando comenzó a faltar el aire, no quería soltarla, pero se vio obligado a hacerlo cuando el celular de Dul comenzó a sonar.

—Debe ser mi hermana—musitó sacando su celular del bolsillo trasero.

Solo asintió, dándole su espacio para atender la llamada, la cual no duró más que uno cuantos segundos.

— ¿Todo bien?—preguntó cuando la vio guardando de nuevo el celular.

—Sí—sonrió nerviosa—, era mi hermana Regina preguntando si ya no tardaré en llegar.

—No vi tu auto esta mañana.

—Es porque no lo traje, se lo presté a Regina para ir a la Universidad.

—Entonces dame cinco minutos y te llevo.

—De acuerdo, gracias.

No tocaron el tema del beso, pero en ambos existía el deseo de repetirlo, esa noche no fue, solo un pequeño y casto beso en la mejilla y la vio entrar a su casa.

Se metió a la cama recordando todo a detalle, no se arrepentía en lo absoluto y esperaba que ella tampoco.

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La esperada fiesta de Halloween llegó y tenía todo listo, el ambiente festivo se sentía en todo el pueblo y tanto ella como sus hermanas se habían encargado de decorar la casa y tener suficientes dulces para los niños.

— ¿Segura que te vas después?—preguntó Anahí bajando las escaleras.

—Tranquila—intervino Regina—, no se irá sola.

— ¿Entonces?—arqueó una ceja.

—El vecino la llevará—señaló con la cabeza hacia la casa de enfrente que se alcanzaba a ver por la ventana de la sala—, el sobrino de Marissa.

—Oh—asintió volteando a ver a la mujer al pie de la escalera—, el de la tienda aquel día.

— ¿No se les está haciendo tarde?—las vio a ambas fingiendo molestia, obviamente sin lograrlo por su nerviosa sonrisa.

Su celular sonó, era un mensaje de Christopher avisándole que estaba saliendo de casa, hora de que ella hiciera lo mismo.

—Bueno chicas—sonrió más guardando su celular en la pequeña cangurera que cargaba—, las veo allá.

No salió de casa sin antes darse un último vistazo en el espejo del corredor. Su disfraz estaba impecable y perfecto. Había optado por ir de pirata, al principio no le convencía mucho la idea, pero tuvo que adaptarse a lo que su querido pueblo podía ofrecerle, al final, el resultado realmente le había gustado; usaba una camisa larga ajustándola a su cuerpo con un corsé que solo abarcaba su cintura, aun así la camisa le quedaba lo suficientemente larga para usarse como vestido, un trozo de vinipiel color guinda a la que le agregó un collar con monedas, botas de caña alta negras y un paliacate anudado a su cabeza dando el toque final de una pirata, accesorios dorados, maquillaje un tanto cargado especialmente en los ojos y su cabello suelto con ondas casuales, perfecto.

Abrió la puerta viendo a Christopher caminando hacia ella, frenándose en seco cuando la vio.

—Debes estar bromeando—rio viendo su atuendo.

— ¿Casualidad? —secundó la risa— ¿O también te adecuaste a lo que Fairfield te dio para trabajar?

—Es lo más alejado de películas de terror comunes que pude conseguir.