Capítulo 11 "El puesto de mi vida"

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Llegó a casa de su padre por la tarde encontrándolo solamente a él viendo televisión en la sala.

—Hola papá—se acercó a darle un beso en la mejilla.

—Qué bueno tenerte de vuelta—sonrió.

— ¿Y Regina?

—En la tienda, no debe tardar en llegar. ¿Cómo te fue en Nashville?

—Bueno—suspiró—, soy perfecta para el puesto.

—No se me hace raro, eres muy buena en lo que haces hija.

—Tal vez no todo—suspiró—. Iré al centro. ¿Te quedas bien?

—Sí Dul—asintió—, estoy bien, yo no sé por qué insisten en que no vaya a la tienda.

—Déjate consentir—rio levantándose—, regreso en un momento.

Salió hacia su auto viendo que Marissa también salía, pero iba muy a prisa y en su rostro se notaba la preocupación.

—Marissa—la llamó—. ¿Qué sucede?

—Oh Dul—caminó hacia ella—, se trata de Evelyn, tuvo un grave accidente automovilístico.

— ¡¿Qué?! ¿cómo está?

—No lo sé, Christopher se fue a Chicago esta mañana, llamó para decirnos hace un momento, voy a comprar algunas cosas y buscar algún vuelo.

—Yo me encargo de eso—tomó sus manos—, si no te importa, quisiera ir contigo.

—Al contrario—sonrió—, yo encantada.

Llegaron a Chicago cuando la noche ya había caído y tomaron un taxi directamente hacia el hospital, ahí estaba Christopher, sentado en la sala de espera, con el rostro escondido en las manos que descansaban sobre sus rodillas.

—Christopher, querido—saludó Marissa llegando a su lado.

—Tía—suspiró alzando el rostro, viendo entonces a Dul—, hola.

— ¿Cómo está?—Marissa se sentó a su lado.

—Delicada—se mordió el labio inferior—, tiene fractura en el fémur, otra en la clavícula y una fisura en el cráneo, no ha recobrado el conocimiento.

Ambas mujeres estuvieron a su lado hasta que prácticamente los echaron del hospital, yéndose entonces a su departamento siendo Marissa y Dul quienes se encargaron de preparar la cena mientras él tomaba una ducha.

­—Ahora me daré una ducha yo—dijo Marissa—, ya solo hay que esperar a que esto salga del horno.

—Claro—asintió—, yo me encargo.

Lo vio salir de su habitación en cuanto Marissa entró a la de Evelyn, usaba ropa deportiva, se notaba cansado y la preocupación por su hermana seguía latente.

— ¿Quieres un té?—le ofreció llamando su atención.

—Sí—suspiró—, creo que me vendría bien.

Se recostó en el sillón de la sala, con la mirada perdida en el techo y su brazo descansando sobre su frente, se sentía pésimo al verlo así y lo entendía, Evelyn era lo único que le quedaba de su familia y el haber tenido ese accidente sin duda re abría heridas del pasado, otra pérdida sería devastadora, pero no quería pensar en ello, Evelyn saldría de eso, confiaba en ello. Se acercó a él llevando la taza de té, aún tenía la mirada clavada en el techo.

—Aquí está el té—anunció agachándose frente al sillón.

—Gracias—apenas sonrió irguiéndose para recibir la taza.

Directo a Ti Vdy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora