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Él creía que sería un día normal, como todos los que había vivido hasta ese día

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Él creía que sería un día normal, como todos los que había vivido hasta ese día. Pero hay que saber, que la vida cambia en sólo unos segundos y cuando menos te lo esperas. Chan se fue de espaldas y cayó al suelo; con todo y la silla donde estaba sentado, disfrutando de un buen desayuno.

Las risas de los alumnos, dentro de la cafetería escolar no se hicieron esperar. Sonoras y burlonas, sonaron por doquier.

—¿Estás bien? —le preguntó un nervioso Jeongin.

—Dime que mientes —rogó Chan, con el rostro claramente asustado y los nervios de punta, incluso parecía que iba a empezar a hiperventilar.

Jeongin no supo que decir por los nervios y sólo negó con la cabeza, mientras Chan se levantaba, acomodaba su silla y se volvía a sentar frente al menor.

—Crees que podamos, no sé, ¿abortarlo?

Jeongin lo miró sorprendido y desilusionado, cubrió su vientre con ambas manos. Por supuesto, imaginó que el castaño no descartaría esa idea, pero no se había preparado mentalmente para recibir esas palabras de parte de su novio.

—¿No lo quieres? ¿No quieres a nuestro bebé? —sus ojos empezaron a aguarse y amenazaron con llorar; poniendo, aún más nervioso a Bang Chan.

—No es eso, Jeongin —se apresuró a aclarar, pues Innie más lágrimas, no era una imagen que le gustara—. Pero es imposible para nosotros, somos demasiado jóvenes. En unos años más me gustaría tener muchos hijos contigo, pero ahora, no estoy tan seguro.

—No lo quieres —Jeongin se levantó del asiento—. Ya lo entendí —dijo e intentó irse, con la cabeza mirando al suelo.

—¡Jeongin, espera! —gritó Chan, medio desesperado, obteniendo así la atención no sólo de Jeongin, también la de media escuela—. Vamos a casarnos.

Sonidos de asombro no tardaron en escucharse, todos se levantaron aplaudiendo y apoyándolos, era el tipo de espectáculo que, a los jóvenes, les gustaba ver.

"Dile que sí"

Gritaban sin parar, algunos sacaron sus teléfonos celulares, para grabar el momento. Jeongin aún con los ojos llorosos asintió y caminó hasta el mayor para abrazarlo fuertemente.

—Sí, tonto, me asusté de que no quisieras a nuestro bebé.

—Yo aún estoy asustado de pensar que vamos a tener un bebé, Dios santo, mis papás van a matarme.

—Mis papás también.

Jeongin comentó, pero en ese mismo momento sonrió, como si todo estuviera bien.

Jeongin comentó, pero en ese mismo momento sonrió, como si todo estuviera bien

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El casado casa quiere ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora