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Cuando la alarma sonó, Chan se levantó a apagarla, frotó su frente donde una migraña amenazaba con hacerle el día difícil

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Cuando la alarma sonó, Chan se levantó a apagarla, frotó su frente donde una migraña amenazaba con hacerle el día difícil.

Luego buscó a Jeongin con la mirada, pero estaba solo en la cama.

Entonces, recordó cómo le había gritado la noche anterior y se levantó rápido, asustado, trató de ponerse su ropa lo más pronto posible para poder buscarlo, pero sus manos lo traicionaban y temblaban, cuando la puerta del baño se abrió y Jeongin salió de ahí, su cuerpo se relajó y dio un largo suspiro.

Corrió a abrazarlo, acarició su cabello y besó su frente.

—Lo siento —escuchó a Jeongin disculparse y se sintió peor de lo que ya hacía, pensaba que era él el que debía disculparse primero.

—No, yo lo siento, no debí gritar como lo hice.

—No, es mi culpa, yo te empujé a eso, mis celos, mis reclamos, estás haciendo tanto por mí y, sin embargo, sigo quejándome por todo. Trataré de cambiar, perdóname, ¿sí? No quiero que estés enojado conmigo.

—No estoy enojado contigo, te amo mucho, no puedo asegurarte llegar temprano porque he conseguido seguido otro trabajo y con eso puede comprar esto.

Se alejó de Jeongin y fue hasta su mochila, de ahí sacó una bolsa negra y de la bolsa negra sacó dos pequeños conjuntos de ropa y se las mostró a Jeongin con una sonrisa con hoyuelos tan característica suya.

—La primera ropita de nuestro bebé, son amarillos porque así pueden usarlos sin importar su sexo.

Jeongin sonrió grande, Chan recordó que hace mucho que no lo veía sonreír, siempre eran sonrisas pequeñas, gestos que parecían obligados, como si sonriera sólo por compromiso, pero ahora era una verdadera sonrisa.

Jeongin tomó la pequeña ropita y la guardó en el armario.

—Es muy hermoso, mira —abrió uno de los cajones de los armarios y sacó bastante hilos de colores—. Mi papá me ha dado esto cuando he ido a visitarlo, le dije que había estado viendo vídeos de YouTube sobre tutoriales de tejido. Con esto también haré ropita para nuestros bebés.

—Eso se ve complicado.

—Lo es, pero lo intentaré, si no funciona al menos los estambres fueron gratis.

Jeongin sonrió contagiando a Chan.

—¿Y dónde estás trabajando? —le preguntó y la sonrisa de Chan desapareció.

Jeongin lo miró con el rostro fruncido.

—¿Si te digo no te enojas? —le preguntó cuando Jeongin no dijo nada decidió hablarle con la verdad, para él no era la gran cosa, pero no sabía cómo reaccionaría Innie.

—Estoy trabajando en la empresa del padre de Félix.

El entrecejo de Jeongin se frunció más.

—¿Y él está ahí?

Chan se rascó la nuca.

—Es casi el dueño, por supuesto que lo está, sólo somos amigos, Innie.

—Pero tu papá... Él quería que te casaras con ese joven.

—Pero estoy casado contigo ahora, porque te amo, eso no va a cambiar.

Jeongin asintió, Chan le dio un beso en los labios, estaban bien, en ese momento sólo disfrutando de la compañía del otro, esperaban estar así para siempre.

Jeongin asintió, Chan le dio un beso en los labios, estaban bien, en ese momento sólo disfrutando de la compañía del otro, esperaban estar así para siempre

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El casado casa quiere ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora