El casado casa quiere ☘ ChanIn

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Jeongin como pudo se agachó y miró debajo de la cama, luego buscó de nuevo en el cajón y apretó los labios.

Decidió que luego buscaría, tenía que terminar de lavar los trastes y no podía estar perdiendo el tiempo. Bajó a la cocina y puso música en su celular mientras lavaba para no aburrirse.

De vez en cuando contestaba los mensajes que le dejaban sus ex compañeros, los extrañaba mucho y quería verlos, pero no se sentía con tanta libertad.

Además, de que le daba vergüenza.

Tener un hijo no estaba en sus planes. Tener dos, era mucho peor, sus padres al contrario estaban felices y le habían regalado un juego de biberones, no era mucho, pero eran pequeños detalles que él agradecía.

Aun así, no podía ver a sus ex compañeros a la cara, quedar primero embarazado y sin terminar sus estudios no era algo digno de presumir.

Sin embargo, mantenían conversaciones a veces.

Cuando terminó de lavar los trastes y dejarlos limpios en la cocina, volvió a su habitación para tomar una siesta.

La mayor parte del tiempo estaba aburrido, una vez que se acababa el quehacer de la casa sólo le quedaba esperar a que Chan llegara, la mayoría de las veces se dormía esperando, aunque luchara por aguantar más tiempo despierto.

Lo único que lo distraía era que algunas veces visitaba a sus padres, tejía o se ponía a ver series online en internet.

Pero ese día Chan le había dicho que estaba en temporada de exámenes así que tomó los libros de las materias que al mayor no le tocaban ese día y que había dejado en la habitación, buscó los temas que vendrían en el examen y resumió lo más importante, lo que creía que podría venir para que al castaño se le hiciera más fácil estudiar y durmiera un poco más por las noches.

Tenía antojos, pero se los aguantaba, entonces podrían ahorrar más y conseguir más cosas para sus bebés.

Cuando terminó vio un capítulo de Suits y entonces el día de nuevo había terminado.

Chan le despertó con un beso, Jeongin podía notar las grandes ojeras en sus ojos, los labios resecos, el rostro descuidado de Chan, era obvio que no estaba en sus mejores condiciones y aun lo seguía viendo como la persona más guapa del mundo.

Se preguntaba si a Chan le pasaba lo mismo, si lo veía guapo a pesar de todo y si lo vería guapo cuando se pusiera peor, después del parto, cuando su rostro estuviera cubierto de paño, su vientre lleno de estrías y el cuerpo flácido.

—Mira —Chan señaló la cuna dentro de la habitación. Jeongin miró la cuna, luego a Chan y luego volvió a ver la cuna—. Es un regalo de mis profesores y se pone mejor —sonrió y ayudó a Jeongin a ponerse de pie—. Esos regalos son de mis compañeros, hay de todo; ropa, zapatitos, juguetes, hasta pañales.

—Son hermosos, dale las gracias a tus profesores y compañeros de mi parte.

Jeongin hizo un puchero limpiándose las lágrimas, Chan le abrazo más fuerte.

—Cierra los ojos —le pidió, Jeongin hizo un puchero, pero lo hizo, cerró los ojos y sintió las manos de Chan moviéndose sobre su cuello y después algo frío contra su piel—. Lo compré para ti, tal vez la plata no sea tan cara como el oro, pero me pareció bonito.

Jeongin sonrió viendo la cadena en su cuello y acarició el anillo que colgaba de esta con sus dedos.

—No tenías que hacerlo.

—Cuando nos casamos dije que te daría un anillo mejor, no el que compré en una tienda de la esquina.

Jeongin miró el anillo en su mano, no brillaba, era simple y se estaba poniendo oscuro, sin embargo, fue el anillo que Chan le dio cuando se casaron, no lo cambiaría por nada.

Así que decidió que este nuevo anillo descansaría en su cuello y el de cobre que habían comprado en una tienda de todo por 20 wons seguiría en su mano.