𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐈𝐈

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Habías escuchado por una amiga de Momo - la señorita Itsuka Kendo-, que él señor Shota Aizawa encontró a Hitoshi Shinso en medio del bosque.

Estaba cazando con un grupo de amigos cuando en medio de la maleza y los pinos, divisó la diminuta silueta de un niño de cabello purpura y ojos violáceos.

No había rastro de los padres. Quizá el hecho más perturbador, teniendo en cuenta que la ropa del infante tenía rastros de sangre y de su cuello, colgaba una cruz de madera.

Dejo consternado al cazador e incluso, un poco interesado. Sin embargo, no era una mala persona.

Se llevó al niño a casa para cuidar de él y criarlo como propio hasta el final de sus días.

Claro esa era la versión que tus amigas te explicaron después de que les preguntarás por el muchacho misterioso de los ojos violetas que fue tan considerado contigo la primera vez que se conocieron.

Existía otra versión de los hechos.

Aunque claro solamente la sabían el cazador y su hijo adoptado.

Los lugareños decían que la actitud retraída e intrusiva de Hitoshi perduró hasta los diez años. Concretamente el día de su "cumpleaños" cuando el señor Aizawa lo llevó a su primera cacería.

Según algunos compañeros de caza del señor Aizawa, unos días antes, les había confesado que está cacería era especial.

El señor Kan le preguntó a qué se refería con especial. Aizawa sólo sonrió y se quedó callado mientras bebía la cerveza de su tarro.

En la primera cacería de Hitoshi, sólo fueron el niño y su padre. Los dos se adentraron en el bosque alrededor de las dos de la tarde. Regresaron después de medianoche.

La señorita Emi mencionó que el niño regresó cambiado. Si antes era tímido, ahora se había vuelto callado. Muchas personas alegaban que se había traumatizado, que existía la posibilidad que la muerte de un animal o la forma cruel de despellejar un conejo le había quitado el habla.

Sin embargo, en su onceavo cumpleaños volvió a adentrarse al bosque. De nuevo, solamente fueron Aizawa y Shinso.

Lo diferente en esta ocasión es que la esencia callada del niño se desvaneció en esas horas y regresó con una mirada de despertar poco común con él.

Desde entonces, Hitoshi Shinso se convirtió en el fiel alumno e hijo del cazador.

Tsuyu te comento una vez que durante los días de academia, Hitoshi fue un jóven realmente destacable. Inteligente en toda la expresión de la palabra. Era gentil y aunque mantenía su aura misteriosa, tenía un buen corazón.

Tenía quince años cuando Eri llegó a su vida.

El señor Aizawa la encontró en uno de sus viajes por las pueblos cercanos a la costa del estado. Estaba siendo agredida por un hombre que parecía ser su hermano.

El cazador venció al pobre diablo y se llevó a la niña para criarla como propia.

Ciertamente, fue una sorpresa enorme para el quinceañero, pero no fue desagradable. Se sintió feliz de tener una hermana con él.

Se dedico a cuidarla y protegerla para siempre y por siempre.

En varias ocasiones, Ochako halagaba la tierna forma en que Hitoshi era tan buen hermano. En general, le daba dulzura que fuera un buen ser humano.
Un joven trabajador que proveía a su familia.

- Como diría Mina: "Sería un gran esposo" - murmuró Ochako en el umbral de tu puerta.

Rodaste los ojos mientras le hacías un nudo a la bolsa. Habías terminado lo que Mina te pidió y justo como ella dijo, Ochako paso por el encargo en la mañana.

Rᴇᴢᴀ ᴛᴏᴅᴏ ʟᴏ ϙᴜᴇ ϙᴜɪᴇʀᴀs; Tᴏᴅᴏʀᴏᴋɪ SʜᴏᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora