𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐗

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"Maldito hijo de perra. Ojalá se te queme el miembro en el infierno" pensaste mientras lavabas la ropa. Habías equipado el patio trasero de tu hogar para ser un centro de lavado cómodo y cercano, ya que era muy cansado ir hasta el río.

Además, no existía mucha privacidad en los alrededores. Las mujeres del pueblo iban a hacer lo mismo y en muchas ocasiones, era el lugar clave para intercambiar chismes u otro tipo de información.

No tenías ánimos de imvolucrarte con la gente, más con la reciente noticia de tu segundo embarazo.

Pensar en aquello te hacía enojar; querías ir a patear un árbol hasta que tu rabia estuviera extinta, aunque por otro lado, te encontrabas demasiado deprimida. Aún no podías percibir que te vieron la cara de idiota, de nuevo y ahora traerías a otro de sus engendros al mundo.

Tenias muchas dudas acerca de Shoto y su extraña y bizarra naturaleza ¿Es que acaso tendría otros más hijos por el mundo? Y si era así, ¿qué es lo que te hacía especial? ¿Si quiera eras especial para él?

— Tonta, tonta — murmuraste para ti misma al mismo tiempo que tallabas más fuerte la tela de tu vestido.

Subaru estaba gateando por ahí. Habías visto de reojo que perseguía a una mariposa. Aún así sabías que debías de estar atenta a cualquier cosa que le sucediera, pero la molestia seguía dándote vueltas una y otra vez dentro de tu cabeza. Volviste a soltar un quejido antes de enjuagar la prenda en agua limpia. 

La dejaste dentro del agua junto con las otras prendas tuyas y de tu bebé. Luego, te levantaste del suelo para posteriormente tomar el bote con la ropa mojada. Ibas ir a tenderla al otro extremo, aún seguías molesta y de vez en cuando, dejabas salir algunos resoplidos.

Presa de tu molestia, te dejaste guiar por tu cabeza enojada y caminaste sin fijarte por dónde ibas o quien cruzaba delante de ti. Subaru seguía gateando con intenciones de atrapar a la mariposa para cuando pasaste frente a él y pisaste al insecto.

Tu hijo dejó salir un jadeo de consternación a ver la escena y luego, se dejó caer sobre su trasero. Miró tu pie unos momentos antes de que empezará a llorar. 

Te llamó la atención aquel acto, por lo que te giraste rápidamente a verlo. Pensaste que lo habías pisado, incluso te regañaste a ti misma por estar maldiciendo a Shoto dentro de tu cabeza y dejaste salir un ligero "ah" cuando te diste cuenta que habías pisado a la mariposa. 

— ¡Ay! Lo siento — murmuraste mientras levantabas el pie y retrocedías unos cuantos pasos más.

Ambos observaron la forma de tu zapato sobre la hierba y en el centro, yacía la mariposa aplastada. Sentías pena tanto por la pobrecita como por tu pequeño bebé, que no paraba de llorar amargamente.

— Lo siento, Subaru...no era mi intención — le dijiste, pero eso no lo calmó —. No me fije. Debí de haberme fijado.

Aún no cumplía ni un año de nacido, por lo que tus palabras realmente no tenían ningún tipo de entendimiento sobre él. No pretendías que lo hiciera; solo para mantener tu conciencia limpia. Subaru no paró de llorar y decidiste continuar con tu rutina. 

Tendiste dos prendas antes de que lograrás apreciar que el llanto de tu bebé se detuvo de la nada. Te extrañó su repentino comportamiento así que decidiste girar la cabeza hacia él. Lograste ver que Subaru tenía ahora un grillo sobre su mano, lo miraba con curiosidad y algo de asombro. Te sentiste más feliz al ver que pudo distraerse con algo más.

Sin embargo, para asombro y consternación tuya, Subaru agarró el grillo entre sus pequeñas manos. Tuviste la sensación de que iba a aplastarlo, pero no lo hizo. Después, llenó sus pulmones con aire y sopló con fuerza hacia el animal.

Rᴇᴢᴀ ᴛᴏᴅᴏ ʟᴏ ϙᴜᴇ ϙᴜɪᴇʀᴀs; Tᴏᴅᴏʀᴏᴋɪ SʜᴏᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora