ꕤ Adal sigue sin enterarse ꕤ
──¿Dónde cojones estabas metido?
──Más te vale que tengas una buena razón para librarte de tu muerte── mencionó un segundo mientras se oían crujir sus nudillos.
Ángel fue acorralado nada más salía de jefatura por dos chicos, ambos dispuestos a golpearle y a punto de que les saliera humo por las orejas. Antes de poder contestar, dos chicas de distintas estaturas aparecieron a su lado.
──¿Sabes dónde está Bruno?── preguntó la más bajita, de metro sesenta── Desapareció en el cambio de hora tras verte en el pasillo y no ha vuelto. Seguro ya la habrá armado── suspiró preocupada.
──Está en jefatura── contestó el chico a Lutxi ignorando a los otros ── Acaban de expulsarlo.
──Pero si solo llevamos un mes de clases, ¿cómo pueden expulsarlo ya?
──Que combinación más rara veros a los tres juntos── soltó la alta de metro setenta y seis al fijarse en los otros chicos.
──Gracias a que este gilipollas decidió desaparecer y cagar nuestra presentación.
──Oye, que tenía pensado volver── se quejó Ángel ──. Por una vez me lo había preparado── nadie le creyó, siempre decía eso ──, pero nos pillaron y a la directora no podía decirle que se esperara, que tenía presentación de Miguel Mihura.
──¿Por qué mierda estabas en jefatura y no en clase?── bufó Eider.
──Bruno me acorraló y soy débil, no pude resistir.
──Yo a ti es que te mato── soltó el de cabello oscuro marchándose para no pegarle.
──Capaz lo veo de matar a alguien── murmuró Lutxi mientras se quedaba mirando al chico marcharse, el cual expresaba rabia hasta en su caminar
──¿También te expulsaron?── preguntó Vero, más en busca de chisme que por interés por el castaño.
──Un parte solo. A Bruno lo expulsan por acumulación de amonestaciones, contando las del año pasado.
──¿Qué hicieron?── Rick se había quedado, como todo cotilla que era, al igual que las chicas, quería enterarse de todo ──. A todo esto no has dicho.
──Nada, solo saltarnos un rato las clases.
La luz de la luna reinaba en la habitación de Adal, inundada por la oscuridad, de no ser por la ventana que mantenía abierta. Tras llegar de su entrenamiento de baloncesto, el rubio se desplomó en la cama. Su mirada estaba perdida en el techo mientras su mente vagaba por algún otro lugar.
El chico, había visto a Arina en el entrenamiento de hoy, tenía sus clases de gimnasia rítmica en el pabellón justo después de ellos. Su presencia hizo recordar al rubio todo lo acontecido en el último mes. Tras que sus compañeros le dijeran acerca de los sentimientos de la chica, la bella de largos cabellos negros se había confesado en persona, tras uno de los partidos. Fue una sorpresa que se le acercara tan confiada tras la derrota del equipo y le soltara lo que sentía por él, pero a Adal le agradó esa determinación que pocas veces había sido capaz de ver en ella. Además, por lo que tenía entendido ─se lo había contado Andrés y como era de los más cercanos a Verónica decidió creerle─ Arina no le había vuelto a dirigir la palabra a algunos del equipo ni a su prima.
Arina era todo un misterio para él, aunque no tanto como lo era Eider. Ya tenía bastante con aclararse sobre la pelinegra como para que después su amigo también se le confesara.
──¿Cuánto tiempo más vas a seguir en las nubes?
Ambos adolescentes paseaban por los alrededores del barrio en el que vivían, rondaban por algún camino desconocido en busca de matar el tiempo. Eider llevaba su cámara de fotos, como era de costumbre, y fotografiaba todo lo que se mostrase ante sus ojos. Mientras que Adal solo lo seguía, unos pasos más atrás.
──¿Qué pasa por tu mente?── preguntó el azabache sin apartar la vista del atardecer rosáceo que tenían enfrente, el cual se había propuesto capturar con una fotografía.
──Arina se me confesó.
──Pensé que nunca lo haría── comentó no muy sorprendido mientras buscaba el mejor ángulo para su foto.
──¿Sabías que le gusto?── Adal se sorprendió, ya que nunca había visto una interacción entre la joven y su mejor amigo.
──Todo el mundo lo sabe── Eider apartó la vista de la cámara y la dirigió al rubio de mirada confusa ──. ¿Acaso no te habías fijado? Sabía que eras lento pero no tanto.
──¿Cómo es que lo sabían todos? ¿Y por qué nadie me dijo nada?
──Porque es muy obvia, pensaba que lo sabías pero pasabas de ella o algo. Le gustas desde hace años, desde que empezamos el instituto por lo menos.── Eider soltó una risita ante la confusión de Adal ──. ¿Qué le dijiste?
──Que no lo sabía── Eider comenzó a reírse a más no poder.
──¿Solo dijiste eso?── Adal asintió ──Dime, ¿qué piensas de ella?── su respuesta fue un encogimiento de hombros ──¿Y qué piensas de mí?
El chico se acercó a su amigo, recobrando su actitud seria, hasta quedar a poca distancia de él.
──Eres tan lento, que creo que voy a aprovecharme── murmuró para luego dar otro paso hacia el ojiverde, quien lo observaba desconcertado ──. No es Arina la única que lleva colada de ti desde hace tiempo, pero no pensé que tuviera que preocuparme por ella.
Adal iba a preguntar a qué se refería Eider, sin embargo, los labios de este se toparon con los suyos antes de formular su pregunta. El azabache dejó caer su cámara sobre el pasto verde y llevó sus manos a los laterales de la cara del rubio.
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amores, dramas y cotilleos
Novela JuvenilLa adolescencia comienza y junto a ello las hormonas empienzan a manifestarse. Esa época en la que no solemos comprender nuestros sentimientos ni cómo o con qué nos sentimos cómodos. Estos jóvenes confusos de un mismo pueblo tratan de averiguar...