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Árbol


Pasar la noche frente a la chimenea fue un acto que se podía clasificar como romántico, no solo de comodidad para no pasar frío o bien, mera sobrevivencia, sino que ambos tomaron un significado más allá del confort, al despertar y observar al otro tan cerca y sentir el leve calor que aun trasmitía las cenizas fue reconfortante.

Después de desayunar se dieron a la tarea de buscar más leña antes que la nieve fuera una capa gruesa y sólida, difícil de conseguir madera no tan húmeda, así que abrigados con vestimentas cálidas fueron a la bodega por herramientas y de ahí emprender camino por el bosque jalando un trineo que encontraron en el fondo del lugar.

No le tomaron importancia el tiempo, era necesario que recolectaran todo lo posible para los días que iban a estar en el lugar, además de que habían decidido que la chimenea solo se utilizaría en las noches para dormir, por tal motivo, el colchón seguiría en el mismo lugar para que continuaran durmiendo cerca de las llamas.

Recoger, cortar y acomodar fueron actividades de los dos, turnándose para trabajar mientras el otro tomaba un pequeño descanso, al igual que los viajes con el trineo lleno de madera al almacén, el trabajo pesado era para ambos, ninguno permitió que el otro trabajara de más hasta el punto de que posiblemente se lastimaran.

La ultima carga ya estaba lista, Bucky rápidamente se adueñó del trineo, dejando a un disgustado castaño cargando las hachas.

--Estas cansando, deja que yo me encargue. – comenta Zemo mirándolo con seriedad.

--No, estoy bien, yo me encargo de llevarlo.

--James, te veo cansado, déjamelo a mí.

--Estoy bien Helmut, yo lo haré. – sentencia Bucky con su voz firme.

A lo que el castaño acepta con desagrado, con un suspiro molesto toma entre sus manos lo que ocuparon para cortar y se los acomoda de la mejor forma, y así a la par comienzan a caminar de regreso, en silencio avanzan, Zemo pensando que James es el hombre más tozudo que haya conocido, pero aun así lo ama, porque demuestra que puede hacer las cosas, mientras que Bucky sonríe como un tonto internamente, pensando que ver a Helmut molesto lo hace muy tierno, por la forma en que sus cejas se arrugan y en como sus labios se contraen.

No avanzan mucho cuando un ligero sonido hace alentar el paso de Zemo, quien comienza a ver a sus lados agudizando la vista y oídos.

-- ¿Qué pasa? – pregunta un interesado Bucky al notar el cambio en Zemo.

-- ¿Escuchaste el sonido? – interroga el castaño.

--No, ¿Qué sonido?

No contesta, ambos se quedan en silencio, el pelinegro al no recibir respuesta abre sus labios para hablar, pero es detenido por una seña del castaño.

--Eso, lo escuchas... allá, viene de allá. – deja lo que estaba cargando recostado en el trineo y camina con lentitud hacia el lugar.

Bucky lo sigue, no lo va a dejar solo, así que con cuidado sigue sus pasos, llegan a un árbol caído, en el que tiene el tronco un hueco, con precaución Zemo se pone de rodillas y se asoma al hueco, ajusta su vista y cuando escucha el sonido de nuevo, abre sus ojos al distinguir lo que hay en el lugar, rápidamente se acerca lo más que le permite el pequeño hueco, estira su mano y jala con cuidado lo que hay dentro.

--Helmut, ten cuidado. – dice el pelinegro, observa todo con interés, pero también con temor de que le pase algo malo.

Así que cuando el castaño se pone de pie y nota que sus manos están sostenido y protegiendo algo, quiere saber que es, lo que rápidamente conoce cuando Zemo voltea y entre sus manos está un gatito blanco, temblando de frío y haciendo ligeros sonidos lastimeros, se conmueve de verlo, sus ojos dejan al gato y viajan a los castaños de Zemo, quien también lo miran directo, con la vista se comunican la preocupación y deciden llevárselo, por lo que se apresuran a llegar a donde dejaron las cosas y llegar con rapidez a la cabaña.

Después de unos minutos ven la cabaña, Bucky le quita lo que llevaba cargando Zemo y se dirige al almacén a dejar todo, mientras que el castaño se va a la cabaña, se acerca a la chimenea y rompe lo dicho con Bucky, con una madera que toma del montón prende el fuego, no sin antes haber sacado de entre sus abrigos al pequeño y dejarlo al lado de la cama, cuando las llamas toman a la leña, lo acerca con cuidado y a una distancia prudente, lo acaricia y le da palabras cariñosas, no se sentiría bien que el pequeño muriera en sus manos.

No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero el pequeño en un momento deja de temblar, en su lugar hace pequeños ronroneos lo que provoca en Zemo alivio. Bucky se sienta al lado suyo también preocupado por el gatito, pero también se alivia al verlo con tranquilidad.

--Pobre pequeño, ¿Cuánto tiempo habrá estado en ese hueco? – lanza la pregunta Bucky sin dejar de verlo.

--Tal vez un par de días, no se ve tan delgado, pero el frío ha podido con él. – comenta el castaño acariciando la pequeña cabecita.

Poco rato después Bucky se levanta, va a la cocina y busca entre platos, vasos que puedan ser de utilidad para el pequeño, hasta que consigue una taza adecuada para el agua y un platito para la comida, la cual tendrá que seleccionar muy bien, no hay alimento adecuado para un animalito, pero pueden darle una pequeña ración de lo suyo. Oye a Zemo decirle que le va a dar un baño tibio al gatito, momento que el pelinegro aprovecha para preparar la cena, cuando el castaño se aparece en la cocina lo ve también recién bañado y él por terminar lo que van a comer, Zemo lo despide, alegando que también debería darse una ducha y que él terminaría lo que hiciera falta, haciendo caso a las ordenes se retira.

Así que al regresar a la sala alborotando su húmedo cabello observa a Zemo preparando la mesa, lo ayuda con lo que hace falta y ambos cenan en un agradable ambiente, siendo acompañados por el pequeñín, quien está comiendo en su platito cerca de la mesa.

Antes de irse a dormir, le preparan un nido cerca de ellos, quien gustoso se acurruca hasta dormirse, Zemo es el primero en acostarse y rápidamente cae en sueño, situación que Bucky aprovecha a lo máximo, apaga las luces de la sala, siendo la de la cocina la única prendida, abre un momento la puerta y con cuidado introduce un pequeño pino hasta arrastrarlo a la cocina, camina con mucho cuidado de no hacer ruido por todo el lugar, primero a las habitaciones para encontrar adornos navideños, encontrando un par de cajas, cargándolas una por una.

Consigue una base con éxito, y sacando los adornos empieza la decoración del árbol, esferas, muñecos diversos y un par de series de luces, los cuales funcionan bien, omitiendo el detalle que uno que otro foquito no prende, carga con extremo cuidado el árbol y lo deja en la sala, regresa por los demás adornos y los cuelga en la cabaña, los que no ocupo los regresa a las cajas y estos al lugar donde estaban.

No sabe qué hora es, pero al terminar, enciende las luces, sonríe por el resultado, apaga la cocina y es guiado con las parpadeantes luces hasta acostarse con cuidado de no despertar a Zemo, lo abraza por detrás dándole un beso en la coronilla, durmiéndose enseguida al dejar su cabeza en la almohada.


Zemo abre sus ojos con lentitud, siente el calor del cuerpo de Bucky, así como de la chimenea y un peso suave en sus piernas, sonríe en recordar que es el pequeñín que salvaron el día de ayer, alza su cabeza para ver a sus pies, pero en el proceso su atención se centra en unas pequeñas luces parpadeantes frente a él, cierra y abre sus ojos un par de veces hasta dar crédito que lo que está frente a él es de verdad, observa con detenimiento el árbol, las esferas, adornos, la estrella brillante en el pico y el juego de luces que bailan y sonríe, sonríe al ver un lindo árbol de navidad, además de que su pecho se llena de calidez y amor por el pelinegro que duerme a su lado.


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12 días WinterBaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora