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Chimenea


La tarde noche comenzaba a caer y con ello el sol estaba por ocultarse, dando sus últimos rayos de luz, creando un gran espectáculo en el cielo, colores increíbles que se formaban, rayos dorados que cortaban nubes blancas, azules, naranjas y unas cuantas rosadas, toda una maravilla.

Bucky había recorrido un poco el lugar, siendo guiado por Zemo, quien le explicaba la zona y de vez en cuando historias de él cuando se daba un respiro en soledad.

Cuando regresaron del pequeño paseo, cocinaron juntos el almuerzo, limpiaron a la par y al terminar salieron de la cabaña a sentarse en el acogedor porche, tomados de la mano, observando la caída de algunos copos de nieve y platicando.

Cuando el frío comenzaba a traspasar sus abrigos y ser algo insoportable la baja temperatura ingresaron a la cálida seguridad de la cabaña, a los pocos minutos se percataron que comenzaba a sentirse frío dentro, así que Zemo se acercó al regulador, comenzó a moverlo, pero notaron que no provocaba ninguna respuesta positiva del aparato.

--Genial, la calefacción no funciona. – anuncia Zemo con un mohín en sus labios.

--Pero, tenemos la chimenea, la podemos ocupar ¿verdad?

--Sí, cierto.

--Genial, ¿hay algún almacén donde haya madera?, o si no voy a buscar al bosque.

--En la parte trasera hay una bodega, tal vez haya madera. – comienza a explicar mientras camina a un mueble y de un cajón extrae una llave. – Ten, es la llave para el candado, en un momento te alcanzo.

Bucky toma en una de sus manos la llave, camina a la puerta y sale del lugar, rodea la cabaña hasta observar la bodega que le dijo Zemo, con calma se acerca y observando donde podría estar el candado, hasta que aparece en su campo de visión en una esquina de la puerta.

Se acerca y con paciencia logra escuchar el clic de abierto, quita el candado dejándolo a un lado para que sea visible, con sus manos palmea las paredes a los lados de la puerta, hasta que siente un pequeño interruptor, el cual jala, iluminando la bodega, con cuidado da unos pasos dentro, en un lado se ven las herramientas de trabajo y del otro lado, de forma organizada tronco de madera.

Se acerca a estos y toma los que puede, sale del lugar y camina a la cabaña, pisa con cuidado en todo el trayecto, Zemo se acerca y lo ayuda a dejarlos al lado de la chimenea.

--No creo que alcancen los que hay guardados.

-- ¿Tan pocos son?

--Si, podemos racionarlos y mañana recolectar más.

Llegando a un acuerdo de buscar al siguiente día en el bosque, ambos se dan a la tarea de acomodar los troncos posibles el lado de la chimenea, haciendo solo un par de viajes, entre los dos era más rápido y sencilla la labor.

-- ¿Crees que si nos comunicamos podrían venir a repararlo? – pregunta Bucky mientras acomoda la madera dentro de la chimenea, buscando la mejor forma para que no resbalen.

--No lo creo, nos podemos comunicar, pero no será rápida la respuesta, además, es peligroso el camino cuando esta nevada la zona. – responde el castaño acercándose con un encendedor.

Con cuidado Zemo prende en una pequeña flama la madera, rápidamente sienten la calidez del fuego, quedándose cerca por unos largos minutos, cuando notan que las llamas no se podrán apagar, se van a la cocina, y entre los dos hacen una sencilla cena, la cual disfrutan en cada bocado.

A la hora de dormir se complican las cosas, la habitación de la pareja está en una temperatura baja, haciéndose imposible dormir, ni con todas las mantas que tengan y lo abrigados que se vistan, no sería cómodo ni posible dormir en un lugar helado, así que en un movimiento que sorprende a Zemo, Bucky hace a un lado los sofás, camina a la habitación y después de unos segundos, aparece arrastrando el colchón, el cual lo acomoda en forma paralela a la chimenea.

-- ¿Qué haces?

--Arreglando nuestra cama, vamos a dormir cerca de la chimenea. – arrastra la cama un medio metro de distancia. – No pasaremos frío. – acomoda las sabanas y las almohadas, al igual que las cobijas.

-- ¿Estás seguro?

--Como nunca, además, es un poco romántico, dormir abrazados frente a la chimenea. – explica coqueto el ojiazul, se sienta en la orilla del colchón y sonríe travieso.

Acción que causa alegría en el castaño, sin pensarlo acepta, no sin antes apagar las luces, se acerca al colchón y se acuesta al lado de Bucky, quien en un rápido movimiento lo envuelve en una cobija y lo abraza, lo que hace sonreír a Zemo.

Ambos se quedan observándose, las llamas ayudan a poder ver el rostro del otro, en los ojos de Zemo se nota la alegría, y en los de Bucky se puede ver la travesura, pero también el amor que siente por el castaño, además de hacerlo muy notorio por las centelleantes flamas de la chimenea que bailan en sus pupilas, y como estas crean sombras en ese rostro, el cual lo hace ver más masculino y sexy, como nunca lo ha visto Zemo.

Poco a poco se dejan arrastrar por el sueño, ayudado por el calor del abrazo y por el crepitar de las flamas, el leve susurro de la madera quemándose los relaja hasta caer en una profundidad de descanso.

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12 días WinterBaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora