CAPÍTULO 3

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Aemond se fue a su habitación sin decir nada más y yo entré a la mía. Di un gran suspiro al entrar, necesitaba asimilar todo lo que estaba pasando. No hace ni 3 horas que volvía de tomar algo con mis amigos. Era de noche, estaba cansada y de pronto aparezco en Poniente. Un lugar que creía que era invención. Vi a un dragón auténtico, hablé con la realeza. Solo espero haber hablado con propiedad. ¿O se dice apropiadamente?

¿Como les empiezo a contar a esta gente que no deben enfrentarse los unos a los otros? ¿Que si lo hacen, la casa Targaryen quedará casi extinta con los años y perdiendo el Trono de hierro?. No me gusta la mirada que se echaron Alicent y su padre. No me haría falta haber visto La casa del dragón o leer Fuego y Sangre para saber que son ellos los que conspiran contra el Trono. O más bien, Otto es quien conspira.

¿En que momento acepté esta locura? ¿Con quien empiezo a hablar?. Si lo hago con Aemond, no creo soportar que vuelva a agarrarme así del cuello. Podría defenderme, pero ¿Que me harían si ataco al principe?. Nada bueno, supongo. Conozco la personalidad de Aemond, conozco su pasado. Como lo trataron, el rencor que guarda y ese rencor le lleva a una ira que está reteniendo. Eso también lo hace vulnerable en ocasiones y no se da cuenta de que también pueden manipularlo. ¿Yo también lo estaría manipulando si cambio el curso de su vida? No, joder. Estaría salvando su vida y posiblemente la de mucha de su familia.

Tocaron a la puerta y sin darle permiso, varias doncellas entraron con vestidos de varios colores, la mayoria en tonos verdes.

TN: Disculpar - una doncella me miró - ¿Son todos vestidos? ¿No hay algo más cómodo como pantalones?

Las doncellas se miraron entre ellas. Dejaron la mitad de los vestidos en un armario y el resto se lo llevaron. Minutos después, trajeron ropa más de mi estilo. Al menos de mi estilo para esta época.

TN: Gracias - las doncellas me hicieron un gesto con la cabeza y se fueron cerrando la puerta

Cambié mi ropa por algo que me trajeron. Pantalones de cuero marron y peto negro. Arriba de este, una especie de abrigo de cuero con el que se ataba con cuerdas. Volví a ponerme las botas y salí de la habitación. Allí aún era de día y quería acostumbrarme al horario, aunque me moría de cansancio en ese momento.

Justo en la puerta de la fortaleza, el principe Aemond hablaba con Sir Criston. Los dos giraron la vista hacia mi cuando me oyeron bajar las escaleras. Pasé por su lado haciendole a Aemond una inclinación de cabeza y salí de allí. Primero debería enterarme en que parte de la historia estamos. Para poder decidir con quien hablar y que poder contar. A lo lejos vi al principe Aegon, que se ocultaba bajo una capucha.

Le seguí a una distancia prudente, para que no se diera cuenta de que le estaba siguiendo. Lo que si supuse es que alguien me seguiría a mi. Aemond me sigue desde que salí de la fortaleza. Y si estoy en lo cierto, este no sabe de las juergas de su hermano mayor. Vi como Aegon entraba en una casa de placer. No me hacía falta entrar para saber que estaba haciendo allí. Me metí en un callejón y esperé.

Aemond no aparecía. Decidí ir por otro camino y sorprenderle yo a él. Aegon estaría unas horas allí dentro, asi que no tendría más remedio que empezar mis conversaciones con Aemond. Vi desde la altura de un muro que este estaba mirando hacia todos lados cuando se asomó por el callejón por el que entré. Este se metió en dicho callejón y cuando fue a salir de este, lo sorprendí cuando salió

TN: Veo que iba en serio que íbais a seguirme, mi principe

AEMOND: ¿Por qué sigues a Aegon? ¿Y qué hace él aquí? Me dijo que no venía más

TN: Sigo al principe porque necesito saber por donde van los acontecimientos. Si no lo se, no puedo intervenir si es necesario. Y en cuanto a lo que el principe hace aquí... - le miré - Creo que los dos sabemos muy bien lo que hace ahí dentro. - me acerqué a él - Hay muchas cosas que no sabes sobre Aegon.

AEMOND: ¿Y qué es lo que debo saber que tú sabes?

TN: El principe goza plenamente allí, pero necesito hablar con él para que pare de hacerlo

AEMOND: ¿Por qué? ¿Por qué tú y que es lo que sabes?

TN: Seguidme, mi principe - Aemond miró hacia la puerta del burdel - Aún tardará unas horas en salir. Pero no hay problema con ello. Después irá a la taberna dos calles más abajo

AEMOND: ¿Como sabes que va a esa taberna?

TN: Recuerde que se todo, mi principe

Caminé en dirección al norte y noté como Aemond me seguía. Sentía su mirada en mi, pero ignoré todo escalofrío que me recorría el cuerpo al pensarlo. Tres calles más y llegamos hasta unas escaleras que bajaban a una especie de subterraneo. Aemond llevaba la capucha puesta y yo me puse la mía. Al entrar vi como unos hombres estaban luchando a muerte en una especie ring medieval. Es decir, un círculo de arena en el suelo. Miré alrededor y lo vi.

TN: A tu derecha, el niño de pelo plateado que sostiene la mujer en brazos - le susurré olvidando las formalidades y hablandole de tú

Aemond miró en la dirección que le dije y vio a dicho niño con la boca medio abierta. Me miró de nuevo pero no hablaba.

TN: Ese niño es...

AEMOND: Es un bastardo de mi hermano - dijo entre dientes

Agarró mi mano y tiró de mi. Empujó a varias personas sin importarle que le vieran allí. Me llevó hasta la parte más oscura del lugar y de nuevo me agarró del cuello afixiandome contra la pared.

AEMOND: ¿Como sabías esto? ¿Dime como lo haces para saberlo? - de mi boca solo salían quejidos de ahogamiento

Aemond soltó mi cuello una vez más. Cogí aire tan rápido como pude. Me gustan que sean rudos, pero alguien tiene que enseñarle que la rudeza hay que conbinarla con el placer o si no se pierde la gracia.

TN: Parece que le ha cogido el gusto a agarrarme del cuello, mi principe - dije aún cogiendo aire

AEMOND: No juegues conmigo - acercó su cuerpo al mío aplastándolo

TN: Yo se todo lo que pasará si Aegon sigue teniendo bastardos. Se lo que pasará si sigues enfrentado a tus sobrinos. Sobre todo a Lucerys. Se que guardas rencor por lo que te hicieron cuando tenías 10 años. Se lo del cerdo, Aemond

Aemond se sorprendió de cada palabra que salía por mi boca, pero cuando nombré al cerdo, dio un puñetazo en la pared al lado de mi cara.

TN: No me estoy riendo de ti. Lo vi todo, como se burlaron por no tener un dragón. Como te menospreciaban. Y cuando lo vi solo pude sentir empatía hacia ti. Ahora quiero ayudarte a seguir por el buen camino y que no cometas el error más grande de tu vida

Se separó de mi cuerpo pero no dejaba de mirarme. Su cara no expresaba nada. Salimos de allí sin decir ni una sola palabra más y en la puerta paró. Le miré pero seguí adelante. Llegué hasta la taberna antes nombrada y allí estaba Aegon con una mujer en sus piernas. Aemond estaba a mi lado y lo oí suspirar enfadado

AEMOND: Esperame aquí

Sin decir nada más, Aemond entró en la taberna y desde la puerta vi como este levantaba a un Aegon borracho y a su vez tiró a la mujer al suelo. Salió de nuevo arrastrando a Aegon. Pase uno de sus brazos por mis hombros y ayudé a Aemond a llevar a su hermano hasta la Fortaleza Roja.

Cuando entramos por la puerta, Otto Hightower pasaba por allí y él mismo sin decir nada, agarró a Aegon y se lo llevó, pero antes nos dijo algo

OTTO: Qué esto quede entre nosotros. Qué no se entere el Rey

Aemond asintió pero yo no. Sería la mano del Rey, pero vengo a ayudar a la casa Targaryen, no a la Hightower.

AEMOND: Ven conmigo

TN: ¿A donde?

AEMOND: Donde no hayan más oídos escuchando. Quiero que me lo cuentes todo

Destino: Poniente (Aemond Targaryen y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora