Capítulo 1

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Si te tragas todo, al final te ahogas

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Si te tragas todo, al final te ahogas.

Y eso era lo que le pasaba a mi amiga.

Extraído del diario de Lasly.

Recopilado en «Recuerdos de antaño»


Blyana

Era extraño, a pesar de estar rota, Blyana no podía llorar. No se movía de su asiento en el frío suelo de la nave. Su mirada estaba en la gran pantalla que mostraba cómo los planetas y soles pasaban como una lluvia de estrellas, pero el único brillo que exhibían sus ojos era el reflejo de la pantalla.

El viaje para llegar a ese nuevo planeta al que había sido obligada a mudarse tardaría una semana. Su cabello se deslizó de su hombro debido a la leve inclinación de la nave, pero no dejó su posición con las piernas apretadas contra su pecho y sus brazos envolviéndola. Su cuerpo aún se sentía extraño luego del salto dado al salir de la órbita de la Tierra, sin mencionar que su ala de la nave, con cada día que pasaba, tenía una gravedad menor para acostumbrarlos a su llegada a Zowon.

Domingo había tratado de animarla contándole como le daban mantenimiento a la nave en una estación que tenían los zintes y en la que se habían detenido antes de entrar en el agujero de gusano que recorrían. Tan cerca y los humanos nunca se habían percatado.

«¿Quiénes más nos han estado observando? ¿Qué más hay allá fuera?», se preguntó Blyana en un momento de lucidez, pero el vacío volvió a ocuparlo todo.

Zwodder no la había visitado. No como ella pensaba que tal vez lo haría. Solo dejaba una flor en su mesita de noche todas las mañanas, noches o tardes, ya no sabía y tampoco le importaba. Blyana había notado que la estaba evitando. Después de abordar la nave había soltado su mano y no la había vuelto a mirar a los ojos. Era como si incluso para él, quien había llevado a una raza casi al exterminio, hubiera cruzado una línea.

Y eso la hundía más. Ella llegó a pensar que tal vez él aceptaría esa cosa oscura en su interior, que tal vez él podría aceptar en el monstruo en que se había convertido. Sin embargo, ya no importaba. No había vuelta atrás, aunque eso no le impedía desear que alguien apareciera y le dijera que solo era una pesadilla. Una pesadilla muy cruel impartida por un dios del sueño caprichoso y despiadado. Quería que alguien se parara delante de ella, la tomara en brazos y la llevara lejos; que le asegurara que estaría bien.

Pero eso era exactamente lo que estaba haciendo Zwodder. Su plan iba bien, o la mayor parte de él.

Los espectros que siempre la acompañaban se movieron. Dos en particular hicieron que hundiera la cabeza entre sus piernas. De sus ojos no brotaban lágrimas, pero no soportaba ver los rostros de Zoe y Christian. El primer día que se habían unido a sus espectros había querido arrancarse los ojos, pero Domingo y Lasly la habían detenido, para eso incluso habían necesitado una de las pócimas de sueño de Malen.

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