Capítulo 6

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 Colonia de Zowon

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 Colonia de Zowon

Año uno del reinado de la Abeja Reina

¿Algo más difícil que liderar a los humanos? Liderar la mezcla caótica que se ha vuelto la Tierra: humanos, saqueadores, personas que están felices con el cambio y otros que siguen luchando para evitarlo. Me he convertido en la voz de Blyana aquí y la verdad solo quiero volver a mis laboratorios.

La vida era tan simple con mis tubos de ensayos, mis reactivos y el silencio en mis cuatro paredes. Ahora estoy lleno de papeles, informes interminables de temas que me aburren, lugares a los que debo asistir: juicios, inauguraciones, demoliciones y sumado a todo eso, reorganizar nuestras fuerzas. River, los Barone, Scott, Morales, Kelly, Polster y muchos más están dispersos por todas partes en busca de los otros seis que tocaron las rocas que cayeron y que podrían ser iguales a Blyana, ese es nuestro principal objetivo.

De ninguna manera pueden caer en las manos de los saqueadores y todavía menos en las del CONCI.

Mi teléfono suena y descuelgo la llamada.

—He encontrado dos —dice River del otro lado—. Voy de camino para allá. —Cuelga y de inmediato llamo a uno de mis soldados.

—Señor —saluda al entrar. Su uniforme es una mezcla de muchos más. No hay tiempo y menos recursos para invertir en uniformes, pero, a pesar de eso, luce con honor el sol de shadow.

—Prepara el equipo. Salimos para la guarida veinticinco.

Blyana

Zwodder le pidió a Blyana que se fuera de inmediato a sus aposentos y que no dejara que nadie tocara la daga. Además, que la alejara de ella también porque era probable que estuviera hechizada, aunque a ella le parecía la misma de siempre.

Blyana se fue, pero cuatro guardias comenzaron a seguirla a donde quiera que fuera y quedaron apostados en su puerta. Al entrar en sus aposentos las doncellas estaban temblorosas en una esquina.

—¿Sucede algo? —preguntó acercándose. Las doncellas se sobresaltaron y se pegaron más a la pared. Blyana se miró. La sangre cubría su vestido y detrás de ella Argen tenía una mirada frenética—. No les haremos nada —agregó y se giró hacia el baño.

—¿Se... se han ido? —preguntó la del cabello negro mientras la de cabello azul, Keefe, la abrazaba.

—Sí —respondió y terminó de internarse en el baño.

Blyana se preguntó qué historia tan terrible tenían en común los zintes y mikols para que después de cinco siglos el miedo se sintiera tan palpable.

Aunque no podía juzgar, los seres humanos tendían a recordar a sus muertos por mucho tiempo, en especial, si estos tuvieron una muerte violenta. Ahí estaba ella, después de tres años, el dolor de la muerte de Cless la perseguía fuera donde fuere.

Inserción [de mundos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora