Fender
Una gota de agua se deslizó por la pared de piedra roja. Los vapores de las aguas termales se arremolinaban y subían como pequeños bailarines en una danza erótica, mientras la gota seguía su camino hasta una pequeña saliente y se dejaba caer justo entre las cejas de Fender, haciéndole fruncir el ceño.
Su poderoso cuerpo estaba sumergido hasta la cintura mientras reposaba sus antebrazos en la orilla, en una de las decenas de piscinas que había en la caverna.
«El rex me va a cortar la cabeza», pensaba él mientras escuchaba el informe de uno de sus hombres sobre el asalto por parte de los rebeldes a uno de sus almacenes externos de armas.
La casa Rubí, con fuego en la sangre, era el mayor proveedor de armas para el reino. Su castillo estaba en la orilla de un volcán activo compuesto por miles de cavernas que conformaban las instalaciones, haciéndolo idóneo para que personas como los flagrans forjaran armas de cualquier tipo. Pero desde que habían vuelto, Fender se había estado enfrentando a un problema: los rebeldes. Eran un grupo de esclavos que habían logrado escapar y que le habían estado provocando grandes dolores de cabeza. Él había tenido suficiente con los rebeldes de la Tierra, había durado la guerra liderando los ejércitos y capturando rebeldes para entregárselos a su rex. Muchos de esos en ese momento estaban ocupando el lugar de los esclavos que habían escapado.
—¿Cuántas armas tomaron esta vez? —preguntó Fender comenzando a salir de la piscina.
—Una docena de espadas, dos de escudos, media de lanzas y una caja completa de dagas. Todas normales excepto las dagas; eran cristidal.
—¡Genial! —Fender se pasó una mano por la cara, frustrado. Las llamas que tenía tatuadas en su cabeza parecieron brillar—. Prepara un grupo de rastreo. Quiero encontrar esos malditos y devolverlos a los fosos.
—Sí, mi duxe.
⚔⚔
A través de lo más profundo de las redes del alcantarillado, no del principal, no, sino del más antiguo, del que solo los que trabajaron hasta dejar su último aliento en él para que luego su descendencia se hiciera cargo, por esos conductos olvidados por los que tenían el poder, se desplazaban un grupo de diez personas encabezado por una mujer. Sus ojos brillaban de un rojo furioso en la oscuridad mientras seguían avanzando, entre el polvo y las telarañas. Tres pesados escudos en su espalda, dos espadas en cada mano y una determinación implacable marcaban sus pasos.
Después de caminar por lo que pareció una eternidad, el grupo salió para encontrarse en una estancia de una casa abandonada en los límites de los terrenos de la ciudad que regía la casa Rubí.
Habían podido escapar todos ellos después de que los hubieran dejado olvidados en los fosos de trabajo para ir a refugiarse a otro lugar, mientras ellos morían lentamente abandonados. Habían logrado albergarse casi cien de ellos, varios murieron en el escape, pero todos los que quedaban estaban decididos a no dejarse atrapar de nuevo y volver a su tierra natal, claro, después de causarle tanto daño como le fuera posible a los flagrans.
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Inserción [de mundos]
FantasyLa guerra por el dominio de la Tierra ha terminado. Ahora, Blyana debe aprender a vivir con todo lo que ha pasado, ya que su plan no ha llegado a su fin. Aún hay personas a quienes proteger, y no solo eso, un nuevo enemigo se planta en el horizonte...