CAPÍTULO 9

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— Evan... Evan... — Abro los ojos y me incorporo bruscamente en una cama que no es la mía.
— Evan no está aquí. — Me sorprende una voz masculina.
Busco el origen de la voz y paro la mirada en Jacob, el enfermero.
— ¿Dónde estoy?
— En el hospital. ¿Dónde vas a estar, tonta? — Sonríe dulcemente.
— Es extraño. Me acuerdo de ti, pero no de lo que pasó. — Confieso, tocándome la frente.
— Suele pasar, no te preocupes. — Me guiña un ojo y se sienta en la cama.
— ¿Donde está Sarah? — Pregunto, siendo consciente de que me ha dejado sola.
— Ha ido a comer a tu casa, y a ver como está tu perro. Ha venido en la ambulancia contigo, no había quien la separara de ti, casi tienen que sedarla. La pobre estaba de los nervios. — Dice Jacob haciendo una mueca.
— ¿Qué hora es? — Le pregunto a Jacob.
Mira su reloj, suspira y dice:
— Has estado inconsciente todo el día. Son las 20.30pm, a las 21.00pm acaba mi turno... No me gustaría dejarte sola. Pídeme que me quede y me quedaré. — Me susurra al oído.
Me parece extraño ese tipo de conducta, pero a mí tampoco me hace gracia la idea de quedarme sola.
— Quédate. — Le digo.
— No. Ya mismo puede irse. — Escucho decir detrás de la puerta.
Reconozco la voz al instante.
— ¿Quién es? — Pregunta Jacob, mirándome mientras Evan entra poniéndole mala cara.
— Es...
— No te interesa quién soy. Vete o tendré que hecharte por las malas. Ella es mía. — Me interrumpe Evan.
¿Que soy suya? ¿Qué está diciendo?
— May, ¿este tío te molesta? No me importa tener que hecharle a patadas de aquí. — Dice Jacob mirándome fijamente a los ojos.
Evan lo agarra por el hombro y lo aparta de mí.
— Vete. — Le dice con odio.
— Jacob, puedes irte. Estaré bien. Evan es un amigo.
— ¿Evan? Antes decías su nombre en sueños. — Me pongo roja como un tomate. Jacob parece darse cuenta de lo delicado de la situación y se va.
Evan cierra la puerta con llave y se sienta en la cama, me aparta un mechón de pelo y me lo pone detrás de la oreja.
— No quiero volver a verte cerca de él. — Dice amenazador.
Se me hiela la sangre en las venas por su tono de voz.
— Es mi enfermero, y tú no eres nadie para decirme con quién debo estar. — Le respondo a la defensiva.
— Mantente alejada de él, o te hará daño. Pediré que te asignen otro enfermero.
— ¿Por qué? Jacob me cae bien. Es muy bueno conmigo.
— ¿Te gusta? — Pregunta clavando sus ojos en los míos. Bajo la mirada y gruño:
— No. Es bastante obvio que no.
— Lo que es bastante obvio es que él quiere algo contigo. Otra vez. — Añade Evan poniendo su mano en mi mejilla.
— ¿Otra vez? ¿Qué significa éso?
— Nada, no significa nada. Sólo que quiere algo contigo.
Levanto la mirada y me pierdo en sus ojos.
—¿Y tú no? — Digo casi en un susurro.
— Explícame eso de que decías mi nombre en sueños. — Susurra en mis labios, evitando mi pregunta.
Un escalofrío me recorre la piel, y sin pensarlo cierro los ojos y me inclino hacia adelante.
Espero sentir los labios de Evan juntarse con los míos, pero no siento nada.
Abro los ojos... y no está.
— ¿Evan? — Lo llamo, pero no hay respuesta.
— ¡Evan! — Vuelvo a llamarlo, ésta vez gritando, y con lágrimas en los ojos.
Sarah entra en la habitación y corre hacia mí.
— May, ¿qué pasa? — Pregunta en cuanto ve mis lágrimas.
— ¿Y Evan? — Pregunto.
— ¿Evan? No ha venido en todo el día. No sabe ni que estás aquí... ¿Quieres que le diga algo? ¿Te hizo algo cuando estábais en tu cuarto? ¿Cómo es que se fué tan rápido? — Empieza a hacerme preguntas, tantas que parece una catarata. Le hago un gesto con la mano para indicarle que pare.
— ¿No ha venido? ¿Segura? — Le pregunto.
— Tan segura como que me llamo Sarah Johnson. — La miro bastante sorprendida.
No puedo haberlo soñado.
Bajo la mirada hacia las sábanas azules y empiezo a juguetear con un mechón de mi pelo.
— Llama a Jacob. — Le digo de repente. Jacob vió a Evan, él sabe que estuvo aquí.
— ¿El enfermero sexy? Su turno acabó hace 20 minutos. — Responde Sarah mirándose las uñas.
Busco con la mirada un reloj, hasta que encuentro uno de pared, típico de los hospitales.
En efecto, son las 21.20pm.
— Quiero irme a casa. Ya me encuentro mejor. — Le digo a Sarah.
En cuanto llegue a mi casa iré en busca de Evan.
Si tengo que ir en su busca, iré.
No pienso permitir que juegue con mi mente, sé lo que he visto.

Corazones de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora