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— Mira

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— Mira... nosotros estamos acá. — Tommy le señaló Canadá a Lou un mapa que tenían. Ese era del todo continente americano.

— ¿Y nosotros de dónde somos? — Le preguntó el pequeño, Thomas inspeccionó un poco el mapa antes de marcarle el sitio.

El niño estaba sentado encima de la parte delantera del vehículo y su padre parado al lado charlando sobre la geografía.

Maggie estaba dentro del vehículo acariciando su vientre, últimamente la bebé pegaba patadas muy bruscas. Eso aliviaba, de cierta manera, a su mamá, sin embargo, era doloroso a cierto punto.

Los demás del grupo estaban hablando de cuánto faltaba para llegar a Nuevamérica.

Thomas bajó a Lou y le ordenó que vaya con Doc, mientras él se acercó a Mags.

— ¿Todo bien? — Ella asintió.

— Pega patadas muy duras, me hacen doler, pero por lo menos sé que está ahí. — El morocho sonrió y miró su vientre. Maggie vio como él seguía dudando.— No tengas miedo 10k. Sé que no quieres ser padre nuevamente, pero no hay nada que detenga su crecimiento... y si me llegara a pasar algo... — Se le quebró la voz. — No quiero que la odies.

— Nunca la odiaría, incluso aunque quisiera hacerlo. Es nuestra creación, nuestra hija. No podría. — Él colocó, ahora sin dudarlo, una mano en su vientre, acariciando el mismo. — Pero tengo tanto miedo... lo del otro día me demostró que no era capaz de pensar claramente para cuidarlos a los tres, y eso que ella todavía está dentro tuyo. — Mags puso su mano encima de la de él.

— Sé que no estabas pensando con claridad el día de los payasos, pero vos lo hiciste por una buena causa. Pensaste si hubiera sido alguno de nuestros hijos, tomaste tu decisión con el corazón y eso está bien. — De repente a ambos se le vino a la mente la charla donde se habían peleado.

Se extrañaban mutuamente, continuamente se los demostraban entre ellos, sin embargo, ninguno era capaz de dar el primer paso.

— Cuando decidiste que no seamos más pareja... ¿también lo pensaste con el corazón? — El morocho se mostró ansioso por la respuesta. Su expareja negó.

— Fue un poco, o demasiado, enojada con el momento. Lo que si pienso con mi corazón es en el bienestar de nuestros hijos, pero tampoco quiero que estes conmigo si vos no lo deseas. — Tommy hizo una mueca.

— Estoy muy asustado, Mags. Enterarnos de repente que teníamos otro bebé, otra responsabilidad, encima que es más grande de lo que pensábamos, fue demasiado para mi. — Sus manos las colocó en las mejillas de ella. — No quiero justificarme, porque te amo y no quiero hacerlo. Dije cosas feas que sabía que te podrían hacer doler y, quizás, hacer cambiar de opinión.

— Tommy...

— Déjame terminar. Te pido perdón por todo, no quería que te sintieras mal o algo así. — Una de sus manos volvió a bajar al vientre. — Y una parte de mi agradece que no le hayas prestado atención ese día, así como el día de los payasos. Porque si les hubiera pasado algo... yo... — Se le quebró la voz a él también.

— Pero no pasó nada. — Mags le sonrió. — Estamos bien y mejor que nunca. ¿Quieres que volvamos a ser la familia que tanto éramos? — Él imitó su acción.

— Claro que quiero. — Le dio un beso a su vientre para luego proceder con los labios de ella.

Habían vuelto y estaba eternamente agradecido.

Una parte pequeña de él seguía manteniendo la postura, pero sabía que era también el miedo de no saber qué hacer y ante los peligros que estaban constantemente en sus vidas.

Tal vez, una vez que lleguen a Nuevamérica, todo se calmaría y vivirían juntos los cuatro.

— Bueno, tortolitos, no es que quiera interrumpir con su momento, pero hay muchos perritos y gatitos. — Escucharon el grito de Doc, por lo cual, rápidamente agarraron sus cosas para correr detrás de su grupo.

Llegaron a lo que sería una iglesia, Lilly empezó a examinar con Murphy y Doc detrás de ella.

La familia y Warren decidieron examinar por abajo.

Empezaron a hablar entre todos, o mejor dicho escuchar las quejas de Murphy.

Hasta que Warren lo interrumpió con sus "delirios" de que el mundo se acabaría. Maggie sabía que ella no los quisiera llevar a la muerte, pero también estaba cansada de oír todo el tiempo sobre eso.

Así como también lo estaba ella de que le estén pasando. Por lo tanto, decidieron hacer una especie de "ritual" y que Murphy entré en la mente de Warren.

La familia decidió quedarse apartada a unos metros, prefería que Louis no presencie cualquiera de esas cosas.

Se sentaron en el piso, 10k apoyado contra la pared y Maggie entre sus piernas, él comenzó a acariciar su vientre desde atrás, haciendo tranquilizar a la pequeña.

Con ello, Mags supo por qué se movía tanto. Quería contacto con su papá. Sonrió y le dio un beso en el brazo.

— ¿Qué es eso mami? — Preguntó Lou señalando a un libro tirado en el piso, el pequeño se había puesto a examinar su alrededor sin alejarse de sus padres.

— Es la biblia, hijo. — El menor quedó confundido ante las palabras de su progenitora.

— ¿Qué es una biblia? ¿Es un cuento como los que me dio papá? — Mags titubeó.

— Si, tiene historias, pero no es tan así. — De repente comenzaron a oír un ruido extraño, por lo que 10k y Mags se pararon de su lugar.

— Quédense aquí. — Ella asintió ante las palabras de su novio y vio como este iba detrás de la sargento y Doc.

Warren y Murphy estaban hablando a unos metros de la madre y su hijo, armando una especie de barricada.

Sin siquiera esperarlo, del confesionario salió el cura y otra persona convertidos en Zs.

Aunque, en pocos segundos, todo se había ido un poco al carajo, algunos zombies lograron entrar, por lo que el grupo tuvo que ir contra ellos. Pero, eso no evitó que Doc encontrara al causante de aquel ruido identificado como campanas.

— Siempre he querido interrogar a alguien. — Dijo Lilly con una sonrisa antes de acercarse a su víctima.

•••••

Lo sentaron en un lugar y la sargento se mostró un poco agresiva, Warren, al ver la reacción de Lou (que fue pedir protección con su papá del miedo y este lo alzó), decidió detenerla.

— Soy la Teniente Warren. ¿Tienes un nombre? — Ella estaba mucho más tranquila.

— Lou... Louis. — Thomas presionó a su pequeño contra su pecho instintivamente. Admitía que le causaba un poco de incomodidad que aquel hombre se llamara casualmente como su hijo.

— ¿Hay alguna razón en particular por la que estabas interesado en matarnos? — El hombre negó. — ¿No? ¿Deseabas morir acaso? — Volvió a negar. Roberta suspiró. — ¿Qué estabas haciendo aquí?

— Venía de abajo. Con esto. — Doc alzó un pico de hierro.

A Maggie se le vino a la mente una canción que escuchaba de chica con su Louis: "Hay que ser minero, romper el pico de hierro"

Thomas la miró confundido cuando escuchó su risa, así como todos los demás.

— Perdón, me acordé de algo. — Se excusó y continuaron con la charla con ese extraño.

𝙵𝚊𝚖𝚒𝚕𝚢 𝟺  | Z Nation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora