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Pov Narradora:
Luzu se vistió y salió de su casa rápidamente, tenía que ir al centro del pueblo comprar algo de comida, ya que no tenía nada.
En el camino se fijó en la aves que se encontraba a ver si algún plumaje coincidía con la pluma que se encontró hace unas horas. Sin embargo no encontró nada.
Llegó al pueblo dirigió su mirada al señor que vendía fruta en su puesto. Atrás de este habían unos arbustos y entre ellos divisó unas alas doradas.
Se acercó sigilosamente hacía aquel lugar, solo había avanzado un poco por si era algo peligroso, pero lo suficiente para ver lo que era.
Vió unas grandes alas, pero lo que más le sorprendió fue que parecía ser un ¿Humano?.
De repente la figura humanoide desapareció dejando caer una gran pluma igual del mismo tono dorado.
"¿Que cojones fue eso?" Pensó Luzu.
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Por otro lado un azabache subía al cielo con rapidez.
Se sentó en una torre en lo alto de Karmaland, dónde no podía ser visto debido a la altura.
— Me lleva la chingada, creo que sí me vio y aparte solté una puta pluma — Dijo el chico preocupado.
Si alguien lo veía podría haber serías consecuencias para el.
Sus alas podrían ser arrancadas con brutalidad, lo podrían sacar de su puesto como dios y enviarlo a un lugar en dónde su muerte estaría asegurada. Y eso era lo menos grave que podía ocurrirle.
"Me van a matar" Pensaba el chico, aquella idea atormentaba su mente, se estaba empezando a crear mil escenarios y cada uno era peor que le anterior.
Su respiración se empezaba a acelerar al igual que un dolor en el pecho se empezaba a hacer presente.
Su cuerpo empezó a temblar levemente.
Respiraba cómo podía, con la intención de calmarse. Funcionaba, pero no tanto como le gustaría.
