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Pov Narradora:
Era el atardecer y la lluvia caía fuertemente, el azabache se encontraba en casa, pensando en lo que descubrió el día de hoy.
Estaba "viendo" la televisión, tenía la mirada perdida y estaba viendo todo menos la película que se reproducía frente a el.
Escucho toques desesperados en su puerta, aquello lo alertó, abrió sus alas y fue por su máscara que estaba en un perchero.
Abrió la puerta y en frente de el se encontraba Luzu, estaba mojado por la fuerte tormenta que se adueñó de la noche.
— Oh mierda, pasa Luzu — Dicho esto el mencionado paso a la casa viendo a Quackity con lágrimas en los ojos.
El collar de ambos volvió a brillar.
El menor fue por dos toallas para el ojirubí, con la más grande envolvió su cuerpo y con la más pequeña secaba su cabello con suaves frotes.
El mayor tenía la mirada en sus alas, las veía con asombro y un poco de temor.
— ¿P-Puedo tocarlas? — Como respuesta recibió un asentimiento y una gentil sonrisa.
Dirigió su mano a estás y las acarició con suavidad sorprendiendose por su suavidad.
— Quackity, perdón, perdón por todo lo que dije ese día, la situación con Auron llegó a mi mente, pero tú no eres el y eso lo olvide por completo, ¿Podrías perdonarme? —.
Dijo este con una lágrima cayendo por su mejilla.
— Luzu, claro que te perdono y siempre lo haré porque te amo, te amo más que a mí propia vida, daría absolutamente todo por ti y en este momento voy a hacer lo posible por quedarme a tu lado —.
El comunicador colgado en su cuello sono con fuerza, lo presiono y de este salió la voz desesperada de Auron.
— ¡Big Q! Tienes que venir todo es un puto desastre aquí, Sapo Peta le dijo a los dioses sobre Tu y Luzu — Apenas escucho aquello sabía que su destino estaba decidido, moriría.
Luzu lo miro desconcertado mientras negaba con la cabeza.
— Luzu, me tengo que ir, lo más probable es que no regrese, pero quiero que sepas que te amo, te ame y te amare hasta en el eterno descanso — Dicho esto depósito un suave beso en sus labios y antes de que pudiera contestar algo salió por la puerta.
El castaño lo persiguió, pero lo único que alcanzó a ver fue la silueta de su amado volando con dirección al cielo.
Las gotas de agua volvieron a empaparlo, sin embargo esto no le importaba, no sentía el abrumador frío del atardecer. Quería que el menor estuviera bien, realmente era lo único que le importaba.
Llegó al cielo y el caos reinaba en este, su máscara había sido retirada mucho tiempo atrás, así que podía ver todo a la perfección.
Ahí estaba Auron hablando con Sapo Peta, se acercó un poco para ver mejor.
