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Pov Narradora:
Luzu ya cambiado salió de su casa rápidamente, no iba a mentir, aquello lo había asustado de sobremanera.
Lo que más recordaba de aquel vivido sueño era al chico frente a el y el lugar en dónde se encontraba.
Ese bosque lo había visto antes, exactamente ese lugar.
Una vez que fue de exploración Illojuan y Alexby se habían encontrado aquella cabaña a mitad del bosque.
El castaño emprendió su viaje a aquel bosque, se encontraba extremadamente lejos de su casa, así que iría mientras todavía había sol.
En el camino el chico de cabello azabache no salía de la mente de Luzu.
Lo que más llamo su atención de aquel ¿Humano? Aparte de sus alas, fue ese ojo blanco con una cicatriz, su ojo parecía una brillante perla, mientras que el otro era tan profundo como la misma noche.
Para el oji rubí el chico de sus sueños era atractivo, sin embargo solo era eso. Un sueño, alguien creado por su subconsciente.
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Un buen rato después llegó a la locación deseada. El atardecer empezaba a decorar el cielo.
Era exactamente igual. La cabaña, los tulipanes blancos que decoraban el pasto de una manera perfecta, incluso el aroma era el mismo.
Parecía que alguien vivía ahí, pues todo estaba en perfectas condiciones.
Noto que había plumas doradas esparcidas por todo el lugar.
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Los dioses no vivían en cuevas en el cielo como contaban las leyendas. Vivían en casas muy alejadas del pueblo.
Un chico de cabello azabache bajaba del cielo para ir a tomar una ducha en su casa.
Al llegar se encontró con la sorpresa de que estaba aquel chico de ojos rubí.
Se sorprendió y para evitar ser visto se transformó en un hermoso pato. Ya estaba en el piso, así que se acercó levemente par ver mejor..
Luzu estaba en la entrada de su casa, observando todo a su alrededor.
En ese sueño lo había llevado a su cabaña en el bosque, pensando que nunca iba a ser encontrada por este. Al parecer se equivocó.
Fue a dónde estaba aquel chico mientras graznaba fuertemente, así logrando llamar su atención.
— ¿Un pato? ¿Que haces aquí? No hay lagos cerca — Y eso era cierto, pues era solo un bosque lleno de árboles.
Quackity sintió como unas manos lo agarraban, no mentiría, se puso nervioso al ver al castaño tan de cerca.
El podía hablar en esa forma, sin embargo no lo haría para no espantar a su contrario.
Sintió como iba a volver a su forma humana, así que salto de las manos de Luzu y fue corriendo a los árboles donde no podría ser visto.
Se transformó nuevamente en humano.
"Verga, ¿Que voy a hacer?" Podía simplemente salir corriendo de ahí y esperar a que se fuera, pero tenía un montón de cosas vergonzosas que no quería que el castaño viera.
Una idea llegó a la mente del azabache.
Llegó a su casa sigilosamente y vio como Luzu cortaba madera de una árbol.
Fue a la ventana que llevaba a su habitación, la cuál se encontraba abierta.
Se puso una camiseta interior negra que cubriera sus alas, al igual que una sudadera azul, un pantalón negro, un gorro y unos converse.
Busco en su cajón, ya que tenía una máscara que cubría su cara. Al encontrarla se la puso con rapidez.
La usaría para evitar ser reconocido. Usaría su nombre, "Quackity"
Si preguntaba usaría la excusa de que escucho ruidos afuera de su casa y fue a investigar.
Si un dios se enteraba de eso sería su muerte.
Bajo las escaleras para ir al primer piso y abrió la puerta con rapidez.
El castaño se giró y vio a aquel chico de máscara.
Se acercó a la casa — Hola — Dijo Luzu — ¿Hola? ¿Quien eres tu y que haces aquí? —.
Era la primera vez que Quackity veía tan de cerca a Luzu y hablaba con el.
La primera vez que veía aquellos brillantes rubíes tan de cerca, era un brillo totalmente hipnotizante.
En cambio Luzu la voz del azabache le recordaba a la voz del chico de sus sueños. Suave y calmada. Y a pesar de que ahora haya puesto un tomo más extrovertido seguía siendo aquella hermosa voz de sus sueños.
Quackity estaba sonrojado debajo de aquella máscara y Luzu tenía un tenue sonrojo apenas visible.
— Soy Luzu, uno de los héroes de Karmaland, un gusto conocerte — Dijo el castaño estrechando su mano en forma de saludo.
— Quackity, igual es un gusto conocerte — acepto gustosamente aquel saludo.
— Ven, pasa, aquí afuera hace frío — El azabache se hizo a un lado para que el mayor pudiera pasar.
Iba a aprovechar esa ocasión para conocer más a aquel chico.
Sus alas dolían por estar escondida y apretadas bajo las capas de ropa, pero valía totalmente la pena, si para hablar con el chico del cuál estaba enamorado tenía que esconder sus alas, lo haría sin reprochar.
Cerró la puerta viendo cómo el oji rubí observaba si hogar.
Se sentaron en un sillón bajo un silencio algo incómodo.
Hasta que Luzu rompió aquel silencio con una pregunta.
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Hace un chingo de frío. Saquenme de México. 😿
YA ES CUMPLEAÑOS DE QUACKITY. 🏃
Cómo ya dije el día de ayer, muchas gracias por el chingo de apoyo en esta historia, no se cómo agradecerles por tanto. 👁️👁️💖
