¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pov Narradora:
— ¿Eres de por aquí? Nunca te había visto por Karmaland — pregunto Luzu rompiendo aquel incómodo silencio.
La pregunta tensó al de gorro, pero recordó que había otro pueblo lejos de aquí.
— No, me acabo de mudar de un pueblo muy muy lejano — Respondió Quackity con nerviosismo, sin embargo el castaño le creyó.
Nuevamente quedaron en un silencio incómodo para ambos, El oji rubí no sabía que preguntar o decir, mientras que el azabache estaba totalmente nervioso.
— ¿Y que edad tienes? — Cuestiono el mayor, parece que este era experto en hacer preguntas que tensaban a su contrario.
El de máscara no podía revelar su edad real. Tenía 122 años, era el más joven de los dioses.
Todos los demás tenían entre 400 y 900 años.
— Tengo 22 ¿Y tú? — si lo veías desde ese punto solo le faltaba agregarle 100 años para que su edad real fuera revelada, así que no era totalmente mentira.
— Oh, pues yo tengo 27 — Dijo Luzu con una sonrisa.
Quackity normalmente era una persona muy extrovertida que no dejaba que la pena le ganará, sin embargo en esta ocasión era diferente.
No sabía que hacer o decir, tenía miedo de decir algo incorrecto, que incomodara al castaño o que revelará su rango real.
— ¿Quieres café? — pregunto el azabache con nerviosismo — Claro, gracias — al oír eso el de máscara se paró del sillón rápidamente mientras se dirigía a la cocina.
— Puedes ver lo que quieras, no hay ningún problema — Exclamó Quackity desde la cocina.
El castaño se paró del sillón investigando un poco la casa en la que se encontraba, ya que había recibido la autorización del chico.
Las manos del dueño de la casa temblaban en el proceso de hacer la bebida.
Estaba nervioso por dos razones:
Luzu, la persona de la cuál se había enamorado estaba en su casa.
Y la segunda razón era que si algún dios dñse enteraba de aquello moriría, de una manera en la que lo hicieran implorar por su muerte de tan dolorosa que sería.
Termino de preparar el café, lo puso en una bandeja junto con el tarro de azúcar y cucharas.
Al salir se llevó la sorpresa de que el mayor no se encontraba en ningún lugar de la planta baja.
Subió las escaleras rápidamente y se alivio cuando se encontró con Luzu viendo las fotos que adornaban su pared.
— ¿Eres tu? — Cuestionó su contrario mientras veía las fotos enmarcadas — Oh, si, soy yo, pero eso fue hace mucho años — Respondió Quackity viendo las fotos con nostalgia.
Eran el y sus amigos de un lejano lugar. Habían muerto hace ya muchos años.
El azabache llevaba 100 años sirviendo a diferentes pueblos con el papel de dios. Recuerda haber sido convertido en esto por un castigo divino por sus acciones.
Tenía tan solo 22 años cuando decidieron que sería convertido en un ser inmortal.
Ha visto la construcción y destrucción de números lugares, había visto de lo que los humanos podían llegar a ser capaces, había presenciado traición, muerte y dolor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tiempo después se encontraban hablando cómodamente en la sala de estar del de máscara.
Quackity hablaba y Luzu lo escuchaba atentamente.
El de cicatriz tenía la máscara levemente levantada, dejando ver solo su boca.
Lo que más le llamaba la atención al oji rubí de aquel chico de cabello azabache, era la hermosa sonrisa que tenía.
No sabía el porque le recordaba a la del desconocido chico de sus sueños.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El castaño se retiró del hogar del chico de ojos bicolor una hora después.
— ¡Adiós Lusu! — Exclamó emocionado.
Cerró la puerta de su hogar y retiro su máscara al instante.
Era de noche, pero aún así tenía que ir a hacer cosas en dónde estaban los otros dioses.
Se vistió con su ropa habitual: Una camisa blanca, pantalones negros, y una corbata roja.
Se sintió liberado al momento de dejar a sus alas salir de la incomoda tela de la sudadera azul que traía puesta.
Subió al cielo, admirando las estrellas y la luna.
— ¡Hombre, Big Q! — se oyó a lo lejos. Era otro de los dioses.
— Hola 𝐀𝐮𝐫𝐨𝐧 —
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Perdón si es corto, pero tengo que hacer maletas porque me voy a ir de viaje. 😿
Me duele la pinche espalda. 👺
Espero les haya gustado el capítulo. <3
Me ayudarían mucho votando y compartiendo la historia. 💗
