29. bueno, princesa

1.5K 136 54
                                    

Valentina.

Me quedé petrificada.

Literalmente.

No sabía cómo chucha reaccionar, weon, ¿qué se supone que haga?

Mi primer instinto fue apartarme, pero como no pude reaccionar me terminé quedando pega mientras él me daba el beso.

Lo peor de todo, es que no sentí nada cuando me lo dió.

—¿Te gustó?—me dijo cuando se separó de mí. No entendía porque lo hizo, en primer lugar.

—Oye, ni siquiera te devolví el beso.—hice una mueca.

—Ya, pero igual.

—No sé que decirte, la verdad.

—Mhmm...—se quedó pensando unos segundos.—Hoy cuando todos vayamos a la disco, ¿querí que vayamos juntos?

—Voy con la Luz.

—Ah.

—Ajá.—nos quedamos en silencio por un momento, hasta que yo le dije que ya tenía que volver a la habitación que compartía con la Luz y otras dos compañeras más.

Cuando llegué, me metí altiro a la ducha para después empezar a arreglarme. Quería sentirme bien conmigo misma, así que me puse lo más bonito que encontré.

Era un vestido negro con lentejuelas, se apegaba a mi cuerpo y la verdad me sentía muy bien con el puesto. Me puse unas zapatillas con plataforma bien cómodas, aparte combinaban.

Me maquillé y mientras hacía todo eso, mi amiga ya había llegado y se empezó a arreglar también.

—Te veí preciosa, te amo pelirroja exótica.—dijo lanzándome un besito.

—Te amo más.—le dije sonriendo. Ella también se veía preciosa, sobre todo ahora que se había teñido todo el pelo rubio.

Me daba risa que todos pensaran que ella era rubia natural, pero que a mí siempre me preguntaran que tono de rojo ocupaba.

Ya después de un ratito, las dos estábamos listas y salimos con todo el grupito que íbamos a las discos.

Estaban él Martín con los demás, pero a pesar de que le dije a mi amiga que si quería fuera no más, ella se quedó junto a mí todo el camino.

Entramos sin ningún problema, con la Luz fuimos directamente a bailar.

Había puro reggaeton, una que otra canción brasileña pero igual todas movidas. Menos mal que no pusieron ninguna wea triste.

Había estado bailando con varios brasileños por ahí, la mayoría de mi edad. A lo más un año o dos mayor.

La verdad era que estos weones bailaban bien. Con él que estaba ahora, ponía sus manos en mis caderas mientras movía su pelvis y todo su cuerpo al mismo tiempo que yo. ¿Por qué nadie me había dicho que tenía que bailar con un brasileño antes?

Dios mío, que bendición.

Sentía la mirada de alguien encima mío, pero no le presté demasiada atención.

Cuando terminó la canción, me despedí de un beso en la mejilla del loco ese. No entendí ni una wea de lo que me dijo, pero bueno.

Fui a buscar algo para tomar, pero antes me dieron ganas de mear así que partí rápidamente al baño.

—¿Tienes un labial?—me preguntó una mina, que supongo que era argentina por su acento. Ella estaba viéndose al espejo, yo estaba terminando de lavarme las manos.—Me acabo de dar tremendos besos con un pibe, era un bombón brasileño.

quiero que seai tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora