Love Found Us (Camren)

Capítulo 12

El ambiente que se percibía en aquella bodega, era uno que Lauren rara vez sentía en su vida. La empatía y serenidad reinaban en el lugar. Por primera vez, en mucho tiempo, ella se sentía bien y a gusto con la compañía de alguien diferente a su hermano mayor o su mejor amigo. Estaba libre de cualquier tipo de estrés o preocupación. Se relajó y bajó ese muro que había construido desde los 6 años de edad, el cual según ella, la mantenía protegida de ser lastimada por otros, cómo lo había sido durante su niñez.

Todos tienen problemas, y a pesar de que a primera vista Lauren parecía no tenerlos. La realidad era otra. Ella sabía ocultar bien su dolor, y actuar cómo si nada pasara. Hasta ahora ese muro se había mantenido bien firme y con el tiempo había crecido más. Pero, con Camila en menos de un mes ese muro simplemente se derrumbó. Aquella morena logró romper todos sus esquemas y la barrera que la mantenía alejada de todos. Lo hizo de la manera más inesperada y delicada, que la pelinegra ni se dio cuenta en qué momento sucedió.

Se acercó a la mesa para tomar más dardos, y al voltear se dio cuenta de lo concentrada que lucía Camila al lanzar un dardo a una de las bombas. Su expresión era una mezcla de serenidad y seriedad. Se dedicó a detallarla por un tiempo. Nunca lo había hecho con tanto esmero, como ese día. Observó su postura al lanzar, cómo sus brazos se posicionaban y se remangaba el impermeable para poder lanzar mejor. Detalló su nariz, que tenía pintura debido a una pequeña guerra que habían tenido anteriormente. Detalló su pelo que estaba recogido en una cola de caballo alta, con algunos mechones cayendo sobre su frente, y que ella soplaba tratando de apartarlos. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Camila lanzó el dardo, y este le dio a una bomba que estaba en la cima de todas. Al instante, toda la pintura amarilla que había dentro de la bomba cayó y salpicó a Lauren manchando su cara y su pelo.

-¡Oh, por Dios! ¿Estás bien? -Exclamó Camila preocupada. Se acercó a Lauren y tomó una toalla húmeda para limpiarla. -Mantén los ojos cerrados hasta que te diga. -Le pidió tranquilamente. Ella asintió y la morena comenzó a limpiar suavemente su rostro, cómo si de un cristal se tratase. -Creo que olvidaste que mientras una de nosotras estuviera lanzando era mejor no hacerse aquí, delante de la raya roja. -Rió y Lauren sonrió apenada.

A Camila le parecía extraño el comportamiento de la pelinegra. Usualmente, cuando ella no hablaba, simplemente permanecía seria, sin demostrar ningún tipo de emoción. Pero, ese día había estado sonriendo casi todo el tiempo y la mayoría de veces lo hacía mientras la miraba a ella. No le incomodaba que sonriera, de hecho, su sonrisa le parecía la más hermosa del mundo. La manera en que sus ojos se achinaban y brillaban, debido a la alegría que irradiaba, le encantaba. Sus dientes delanteros sobresaliendo cuando sonreía, le causaban ternura. Definitivamente, no esperaba que Lauren tuviera esa faceta, o que siquiera llegara a mostrársela a ella. Sin embargo, estaba feliz de haber cumplido con su objetivo: Alegrar a Lauren aquella tarde y que se relajara, que olvidara toda preocupación o estrés de cualquier ámbito de su vida.

-Lo siento. -Balbuceó Lauren cómo pudo, mientras la morena terminaba de limpiarla. -Creo que yo puedo terminar de limpiarme, tranquila. -Exclamó abriendo los ojos despacio. Ambas se miraron por un largo tiempo. Aquellos ojos verdes hipnotizaron a la morena. Pero, cuando Lauren se acercó peligrosamente a ella, sobrepasando su espacio personal, reaccionó sin pensar y se separó bruscamente haciéndola perder el equilibrio y caer. -Solo iba a tomar la toalla, ya que no querías dármela. -Dijo riendo la pelinegra. Camila se sonrojó y la ayudó a levantarse. Le dio la toalla y se dirigió al otro extremo de la mesa, tomó la botella de agua y se la terminó en menos de un minuto. De un momento a otro, había sentido mucha sed. Fue a la nevera por más agua, pero al ver una lata de cerveza, se decidió por ella.