23.

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En el capitulo anterior. 

El pelinegro no se hizo de rogar, aspirando el aroma de Hyunjin se volvió a dormir abrazado de su cuerpo, el mayor cayo en los brazos de Morfeo luego de estar acariciando varios minutos el cabello del pecoso y el sonido del mar se colaba dentro de la habitación de ventanas abiertas y cortinas blancas ondeando por la refrescante brisa.

Se sentía en paz, totalmente cómodo con aquella tranquilidad y odiaba comenzar anhelar aquello porque sus vidas no tenían cabida en aquella quietud pero disfrutaría de la sensación todo lo que pudiera. 


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La mañana había llegado, el oleaje fue lo que despertó al mayor, el sol comenzaba a colarse por las ventanas iluminando de una hermosa manera la madera del suelo, las paredes y sus pares de pies descubiertos por el calor que comenzaba hacer.

—Buenos días, Sunshine — susurro al pecoso haciéndolo sonreír con los ojos cerrados, sabia cuanto le gustaba a Felix aquellos apodos cariñosos sobre todo si se los decía en inglés — despierta mi ángel.

—Amaneciste muy romántico hoy — finalmente abrió sus ojos encontrándose con esa típica intensidad del mayor cuando lo observaba — me encanta, todo tú me encanta...

—Esa es una maravillosa noticia porque soy tu primer regalo de cumpleaños...— los ojos de Felix se abrieron con asombro, había olvidado por completo que estaba de cumpleaños y su corazón pareció derretirse al enterarse que Hyunjin lo tenía tan pendiente — ¿listo para tu primer regalo?

El pecoso asintió y fue una luz verde para que el peli azul hiciera magia con su cuerpo, la boca de Hyunjin besando, mordiendo, lamiendo y chupando cada trozo de piel, enrojeciéndole la piel a base de amor físico y completamente primitivo, sus manos masajeaban su cuerpo, lo estrujaban con ganas como si jamás lo hubiera tenido entre sus brazos.

Hyunjin se sentía ebrio de Felix, como si todos sus sentidos estuvieran colapsados por su imagen, su deseo de hacer al pecoso parte de su cuerpo, necesitaba consumirlo hasta que su mente estuviera tan jodida que no pudiera pensar en nada más que en el ángel que tenía suspirando y jadeando bajo su cuerpo.

El peso del mayor sobre su cuerpo era perfecto, como sus extremidades se mezclaban haciendo imposible a ratos saber qué segmento corporal era de quien, y eso lo tenía fascinado, el miembro erecto de su esposo rozando con insistencia su abdomen, piernas, entrada, lo estaba volviendo loco, necesitaba ese deseo animal con el que Hyunjin lo poseía pero también podía leer entre líneas que el peli azul quería devorarlo de a poco, torturarlo con aquella necesidad de disfrutarlo centímetro a centímetro.

Nunca había sentido su miembro más vivo que cuando tenía la imagen de Felix desnudo sobre él, si bien amaba ser el que tenía control sobre el cuerpo del pecoso cuando lo embestía bajo su cuerpo, perfectamente le podría levantar un altar a la imagen divina del pelinegro montándolo al ritmo que prefiriera.

El Dragón de Medusa. - Hyunlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora