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Alas cautivas

Biu

Cuatro paredes negras y frías son las que me rodean ahora; en esta miniatura de espacio la enredadera de miedos, dolor, silencio, soledad y arrepentimientos crecen sin medida. En esta fría celda solo mora el desengaño de mi alma ausente y el pago de una cuantiosa penitencia. Estoy completamente seguro de que me condenaran a no ver nunca más la luz del sol; que me hundirán hasta el punto de destrozarme. Sé que corrí demasiado rápido tras un amor que muchos consideran no me pertenece ¿Furtivo amor? Claro que no es ese tipo de amor.

Cometí un grave error y estoy verdaderamente arrepentido. El dolor que me atraviesa en estos momentos es tan abrasador que no siento más mi cuerpo; la cabeza está a punto de estallarme. Camino de un lado a otro porque ahora mismo me siento como un león enjaulado. Unos, dos, tres, cuatro y cinco...Conté y me arroje contra la pared; mi cuerpo golpeo fuertemente haciéndome caer de espaldas y con las pocas fuerzas que me quedaban me arrastre hasta llegar a uno de los barrotes de la celda y me apoye en él pero no pude ponerme de pie así que solo me quede postrado de rodillas.

-Ya no puedo más, por favor déjenme salir de aquí- suplique y lo hice llorando.

-Cierra la boca que aquí hasta dios se olvida de los condenados- me respondió el guardia algo molesto e irritado.

No dije nada más así que solo me acurruque en un húmedo rincón y recordé mis tardes en la casa de campo, recordé las risas, los besos, las charlas y las caricias de Bible. Hasta hace poco tenía una vida pacífica y feliz al lado de una persona que me amaba y que no me juzgo por mis acciones pero por mi imprudencia y poca paciencia lo he perdido todo. Cierro los ojos para traer nuevamente a mí todo lo vivido meses atrás, quiero sentir que estoy en el pasado y que esto es solo una pesadilla.

-Hey- el guardia pateo los barrotes de la celda-Según los lineamientos de la ley tienes derecho a una llamada- el guardia abrió la puerta-Sígueme chico llorón-me levante sollozando y con dolor en el cuerpo pero seguí al guardia sin decir nada.

Llegamos a un área que era igual a una oficina; al principio dude y tuve miedo de que aquel guardia tuviera malas intenciones conmigo- Ahí está el teléfono- me señalo- Tienes diez minutos así que elige bien a quien llamar- el guardia salió dándome privacidad. ¿A quién debía llamar? Primero pensé en Bible pero no tengo su número y tampoco tengo el de Time así que decidí llamar a mi mejor amigo y hermano. El teléfono sonó una y otra vez pero no había respuesta alguna-Por favor Jeff; por favor contesta el teléfono- pero todo siguió igual, volví a marcar pero todo seguía igual.

-Hola-escuchar esa voz me hizo recuperar la esperanza pero también al miedo del que dirán-Hola... ¿Quién habla? No estoy para sus malditos juegos o bromas-tome aire desde lo más profundo de mis pulmones para al fin hablar-Jeff soy yo. Soy Biu- respondí.

-BIU- mi amigo casi me rompe el tímpano con sus gritos- ¿Dónde estás? ¿Todo bien?-las preguntas de mi amigo me colapsan pero tomo fuerzas para decirle la verdad- Biu no tengo mucho tiempo para explicar- dije lloroso- Me encuentro detenido en la oficina de seguridad pública del norte...Jeff tengo miedo, mucho miedo-

-Biu cariño ¿Qué hiciste?-esta vez Jeff tenía la voz llena de preocupación- Sabes, mejor olvídalo...Enviare a Ta...Cielo mantente tranquilo por favor...Te quiero mucho cariño- esas palabras me alegraron y entristecieron al mismo tiempo –También te quiero...Hasta luego- me despedí y di por terminada la llamada.

-Guardia he terminado- grite y el chico inmediatamente entro. Después de unos minutos me encontraba nuevamente en mi celda; estaba sumamente cansado así que decidí dormir un rato y desconectarme de mi realidad.

-Hey despierta-los gritos del guardia taladraron mi pacifico sueño-Tienes visitas- el guardia se alejó dando paso a la persona que había venido a verme; me impresiono que la persona frente a mí fuera Ta y no Jeff; por alguna extraña razón me siento decepcionado; tal vez mi amigo y hermano este molesto conmigo pero a pesar de mis dudas decidí no hacer preguntas.