Isabella Victoria Morgan
Estábamos a miércoles y paso un día desde aquella pelea con Alex. Habíamos arreglado las cosas con él, me había admitido un par de cosas y yo le dije cosas que en serio me dolían. Puede estar bien después de hablarlo como personas descendentes hasta que al terminar de hablar volvimos a follar.
Ahora me encontraba fuera de la universidad, estuve estudiando para la próxima semana para que pueda a probar de una maldita vez así que al salir del edificio fue hacia la casa de mí madre, antes de ir le había preguntado por celular si mí padre estaba y me respondió un rotundo no.
Al llegar a la casa baje algo entusiasmada al estar ahí y antes de tocar el timbre mí madre abrió con alegría.
-Mirala, tan preciosa como siempre - me abraza con fuerza
-Mamá no me dejas respirar - suelto el aire cuando me suelta preocupada - ya estoy bien
-Perfecto, pasa. Te hice café con unas frutas bien ricas
-Gracias mamá
-No hace falta - dice sentándose al frente mío, estábamos en el comedor - cuéntame, se que tienes miles de cosas por decirme
-No creo que...
-Tu padre no está, no hay cámaras prendidas si era eso lo que te preocupa, puedes despreocuparte
-Bien. Estoy por terminar la facultad, mí profesor me anotó en una galería de fotografía para que puedan verla y comprarla, sigo viendo a mis mejores amigos y no sé que más queres que te cuente
-Me alegra saber lo de la universidad y sobre tu profesor - sonreí al escuchar eso - quiero saber sobre Alexander
-Amm, el... Cómo te lo explico - miro mí mano en donde contenía el anillo de casamiento. Me acuerdo que se lo había contado a mí mejor amiga y a mí otro mejor amigo. Se sorprendieron tanto, Eleanor grito de la emoción, me preguntaron miles de cosas, en si reaccionaron bien, el tema es que no sé cómo lo hará mí madre - me case con Alexander
-¡¡¡¿QUÉ?!!!- su grito de la impresión hizo que me tape los oídos - eres muy chica para casarte
-Mamá, escúchame - con mis manos agarro las suyas para calmarla - habíamos ido de viaje por el cumpleaños de Eleanor, no sé si te acordás - ella afirma con la cabeza inmediatamente - esa noche habíamos tomado un montón, sin embargo no me acuerdo mucho después de tomar casi todo lo que había, pero si sé que estando inconciente nos casamos oficialmente y nos tatuamos - le muestro la reina en mí muñeca y ella se sorprende
-Isabella, cuando y todo este tiempo lo escondiste - señala el anillo
-Siempre lo tuve puesto y Alexander también
-¿Te enamoraste de él, no? - no me gusta para donde está yendo está conversación aún así le contesto
-Si, pero quiero que todo esto quede entre nosotras dos
-Bien. Esto quedará entre nosotras te lo juro - le sonrío como una niña pequeña - ahora quiero saber algo más - le hago una seña para que siga hablando - ¿Cómo es que esto me lo venís a contar ahora y no antes?
-Sabía que papá se iba a alterar cuando escuché eso, y lo que dudaba era que no sabría cómo te pondrías vos - le admití - por eso no les dije nada, y menos les dije porque Alexander vive al frente mío
-Ay ese crío está por todas partes - la miro confundida, de la nada salta a otro tema está loca - la otra vez me lo crucé, me saludo y me dijo que te cuidaría siempre
-Ah, no me había dicho nada - murmuré algo sorprendida
-Volviendo al tema....
Así estuvimos toda la tarde hablando de diferentes temas, me contó que hace una semana atrás le sucedió algo rarísimo, me dijo que andaba por la calle haciendo compras cuando un señor la detiene y le dijo: "cuide a su hija, porqué está en graves peligros", le dije que me diga su aspecto, pero lo único que me pudo decir es que tenía el pelo castaño, y que yo misma tenga cuidado de lo que me llegué a ocurrir, deje de hablar con ella hasta que me comentó que mí padre volvería en unos minutos, me despedí de Emmett con un abrazo y una sonrisa enorme para irme urgente para mí departamento
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Juegos peligrosos [Completa] +18
RomanceTrilogia juegos #1 Ellos eran como un caos, Isabella Victoria Morgan y Alexander Collins era enemigos solo por una sola razón; su familia. Pero después de verse en una noche por pura casualidad, y por una sola apuesta todo cayó, el peligro empezó...