Capítulo 8

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Hijos

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| Secretos |



La joven princesa recorría todo el palacio en busca de un lugar donde estuviera tranquila.

Debido a que había realizado ya su debut en sociedad, las cartas para pedir su mano en matrimonio no habían cesado y solo parecieron aumentar para su desgracia. Solo imaginar que tendría que casarse en un futuro le causaba dolor de cabeza, ella quería seguir disfrutando de su vida pacífica al lado de su madre y padre.

Pero era la única princesa del imperio y la heredera de la corona, por lo cual, uno de sus deberes reales era casarse y dejar una descendencia.

Sin darse cuenta, uso su magia para aparecer en el gran palacio dorado, lugar donde residían sus abuelos junto a su tío Kyrell; los primeros cedieron el trono a su padre el día que se casó con su madre, una bella ceremonia que fue retratada en varios cuadros a lo largo del palacio.

Su madre residía en el palacio de la luna; una construcción de mármol con toques azules y estatuas de oro, plata con joyas azulinas en ciertos lugares, con varias estatuas, entre otras cosas como decoración.

No como su abuelo, Lucas, quien solía dormir en el palacio Garnet junto a su otro abuelo, cosa que al inicio le pareció extraño. Sin embargo, dejo de pensar en eso cuando su madre le dijo que estaba bien, que no le importaba dormir en el palacio de la luna y que estaba feliz de verla crecer con toda la fuerza de una princesa que lideraría a miles en un futuro.

Comenzó a mirar todo su alrededor, los muebles tapados por una fina tela blanca indicaban que llevaba un buen tiempo sin ser usada; podría ser meses o incluso años.

No era ningún hecho sorpresa que fuera muy curiosa, fue quitando de a poco algunas de las telas que cubrían los cuadros y sonrió con emoción al percatarse que era la habitación de príncipe de su padre.

En el cuadro se mostraba a su progenitor sosteniendo una espada de funda blanca con el emblema de la familia Yue, sus ropas eran de color lilas con ciertos toques blancos y detalles plateados, de pie mirando a la que se suponía era su tía Eira realizando un baile en un templo, también se encontraban sus otros tíos y sus abuelos a su lado.

Giró emocionada y se acercó al que se suponía era el antiguo escritorio para sentarse en la silla, no soltó polvo y lo agradecía mucho; se imaginó como habría sido su padre de joven trabajando y estudiando en ese lugar. ¿Tal vez puso el mismo empeño que ella para hacer sentir orgullosos a sus padres?

Recordar las palmaditas en la cabeza que el mayor le solía dar en la cabeza cada que no se equivocaba o sacaba un promedio alto era algo que le gustaba.

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