Capítulo 13

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Hijos

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| Verdades y mentiras |



La brisa del puerto era algo que siempre le gusto, su habitación tenía un balcón que le permitía la hermosa vista hacia el inmenso océano que traía cosas desconocidas del otro extremo que tocara.

Una sonrisa apareció en sus labios cuando los soldados de la guardia dorada los esperaban en fila, algo de esperarse tomando en cuenta que eran la familia imperial de Atlanta y la hermana del emperador.

Su hermano mayor le saludo desde la proa junto a su padre, su segundo hermano estaba hablando con el capitán mientras que su madre estaba de pie contemplando el movimiento de las aguas.

Por su parte, él se encontraba colgado en el palo mayor, teniendo la mejor vista de todos, siendo capaz de ver a cada uno de los marineros que trabajaban para mantener la seguridad del viaje, al igual que los caballeros que los resguardaban de los piratas.

Tomo la parte de la soga que descendía hasta la cubierta, riendo por la sensación de adrenalina que siempre le provocaba hacer cosas que jamás podía hacer en el castillo.

Acomodo sus ropas y cabellos despeinados antes de que su madre lo regañara por perder su imagen de príncipe encantador que se formó a su alrededor, todo por haber cantado en el ritual de la familia Yue para bendecir las tierras unidas a los dioses, si hubiera sabido que sería nombrado como un "ángel", no lo habría hecho.

Cuando por fin se detuvo el barco, esperaron a que sus padres bajaran primero para ellos seguirles, se podía notar que un carruaje con el emblema de la Obelia.

— ¡Sir Asher! —exclamo con alegría su madre antes de apresurarse para abrazar al mayor. —

— Emperatriz Eira... ha pasado mucho desde la última vez que pude verla. —menciono el hombre con cabello oscuro, aunque se notaban algunos mechones blanquecinos. — Idéntica a su padre, no cabe duda que es la mujer más hermosa de los continentes.

— Gracias por sus dulces palabras, no esperaba que usted nos fuera a recoger.

— Mi hijo se encuentra revisando la seguridad del palacio porque se dará un anuncio importante este día. Saludos al león que resguarda Atlanta, su majestad.

— Saludos, Sir. Asher. —dijo su padre, quien se mantuvo un poco alejado conversando con los caballeros. — Es agradable poder volver a verlo.

— El gusto es mío, su majestad.

— Por favor, llámeme solo James, después de todo, usted es el padrino de mi esposa.

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