014.

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Una semana después.

—La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En este se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, de hecho en el momento de la caída...

Minjeong luchaba fuertemente con no cerrar sus ojos, el sueño llegando a ser tan insoportable que caía por momentos y volvía a despertarse rápidamente. Con la vista al frente e intentando poner atención al profesor de historia.

Por un momento sus ojos pesaron más de lo normal y los dejó caer lentamente mientras que también reposaba su rostro en el pupitre.

Aunque esa tranquilidad no duró ni cinco segundos.

—¡Minjeong! —susurraron fuertemente a su lado junto un golpe en su costado.

Despertando de golpe.

—¿Q-qué? —balbuceó débilmente mientras restregaba sus ojos, mirando a la responsable.

Uchinaga Aeri. La única amiga que tenía en ese lugar, desde el primer día Kim se mantenía alejada de todos y de toda llamada de atención. Pues no le interesaba hacer amigos ni nada por el estilo. Hasta que un día la chica castaña y de etnia japonesa le llegó a hablar cómo si fueran amigas de toda la vida. Y así poco a poco formaron una pequeña amistad. Cabe destacar que Giselle era humana y no sabía nada sobre la verdadera identidad de Minjeong y lo que hacía. Ni mucho menos que existían ese tipo de criaturas.

La castaña entornó sus ojos.

—Joder, ¿es que no dormiste nada anoche o qué?

Minjeong bostezó largamente.

—Algo así... —murmuró volviendo a cerrar sus ojos.

—¿Y haciendo qué?

—Nada... —mintió, en el fondo no había dormido por estar reparando un arma que su primo había roto.

La castaña bufó al verla dormir de nuevo y le dió otro golpe que la hizo despertar.

—¡Hey, deja de golpearme! —se quejó Kim más despierta ahora y con el ceño fruncido.

—¡Entonces deja de dormirte!

Minjeong suspiró e ignorando a su amiga, giró su rostro hacia el lado contrario para observar a Jimin a lo lejos hablando con sus amigos (los cuáles a ella le parecían raros pero eso no era importante). A los segundos Yoo la miró y le dedicó una radiante sonrisa.

Y Kim se la devolvió.

En los últimos días cuando podían se tomaban los tiempos libres para verse y salir a cualquier lado. En cuestión de tiempo se habían vuelto más unidas que antes, siguiendo en aquél juego de coqueteos e indirectas que se mandaban mutuamente y hasta de manera descarada. Casi no hablaban en el colegio, pues no querían levantar grandes sospechas o rumores de que tenían algo. Cuando no era verdad. Además de que no siempre tenían tiempo para hablar pero cuando podían pasaban juntas los recreos, recorriendo mil veces el edificio y compartiendo el bocadillo que tenían en el momento mientras se contaban lo que hicieron en el día.

Y eran en esos momentos cuando se dedicaban sonrisas a lo lejos en los que sentía su corazón extrañamente acelerarse como un loco.

—Ahh, ya veo que está pasando aquí... —murmuró en voz baja Giselle a su oído, sobresaltándola.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —la pelinaranja le miró confundida.

Giselle sonrió ladinamente.

—Tengo un presentimiento de que te traes algo con Yoo Jimin.

Sweet Fangs ✦ | Winrina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora