🍂𝒞𝓇𝓊𝒸𝒾𝑔𝓇𝒶𝓂𝒶🍂

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-A ver, ¿qué tenemos acá?

- ¡Es Choi Jongho! Nuestro gay favorito.

-Wooyoung, Hyunjin, déjenlo en paz, se los advierto.-Habló el rubio amigo de Jongho.

-Déjalos, Yeosang. No me importa.

-Pero a nosotros sí nos importa, Jong.-Dijo esta vez Mingi.-Y hasta que estos idiotas no te dejen en paz...

-¡Cállate de una vez! ¡Nosotros haremos con él lo que se nos dé la gana!-Amenazó Hyunjin.

Jongho dejó escapar un gemido de terror. Sabía lo que aquellas palabras significaban. Lo golpearían... De nuevo.

-¡Ni se les ocurra tocarlo!-Mingi escondió al más pequeño de estatura detrás de él.

-¿Y qué pasará si lo hago? ¿Qué me harán? - Preguntó Wooyoung, con una sonrisa típica de villano de película.

-No querrás saberlo, Jung Wooyoung.-Yeosang ya se estaba preparando para hacer puré a ese idiota.

Wooyoung y Hyunjin se miraron y dejaron escapar una fuerte carcajada al unísono. Luego, Hyunjin miró a Wooyoung y este asintió, aun con su sonrisa de villano.
Fue entonces cuando Wooyoung sujetó del cabello a Jongho con una mano, lo hizo retroceder hasta los casilleros y luego enterró su rodilla en su estómago. Un grito de dolor escapó de los labios de Jongho y, cuando el chico lo soltó, cayó al suelo jadeando, intentando recuperarse del golpe. Lágrimas ya resbalaban por sus mejillas.

-Maldito mari...

Pero Wooyoung no pudo culminar su frase, pues Yeosang ya se había lanzado sobre él y estaba golpeandolo con todas las fuerzas que tenía mientras Mingi intentaba detener a Hyunjin.

-¡Corre Jong!-Gritó el rubio.

Jongho no dudó ni un segundo en hacerlo. Con el estómago, aun doliéndole, corrió y corrió hasta llegar al estacionamiento. Una vez allí buscó las llaves de su auto desenfrenadamente hasta dar con ellas. Un minuto después, Jongho surcaba las calles en dirección a su casa a máxima velocidad, con lágrimas en los ojos y un terrible dolor en el vientre. Al llegar, como siempre, la casa estaba vacía. Su madre y su padrastro solían trabajar hasta muy tarde, y Jiwoo, su pequeña hermana, era cuidada por su tía durante las tardes. Jongho suspiró. A veces deseaba poder llegar, abrazar a su madre y contarle lo que había sucedido... Pero no podía.
Y cuando tenía la oportunidad de decirlo, no lo hacía. No lo hacía porque tenía miedo de que lo llamasen cobarde. Ya tenía bastante con todos en la escuela (Exceptuando Yeosang, Mingi y un par de gays) llamándolo "estúpido maricón". No quería ser el estúpido maricón cobarde.
Triste y adolorido, subió a su habitación y empezó a llorar.

-¡Eres tan estúpido! ¡¿Por qué no dejaste que Hyebin te besara esa vez?! ¡¿Por qué, idiota?!-Se gritaba a sí mismo, llorando sobre su cama.

-Vamos Jongho, sé que quieres hacerlo.-Decía Hyebin mientras lo mantenía preso entre los casilleros y sus brazos.

Jongho se sentía asqueado por el repugnante olor dulce del perfume de la chica, por sus labios demasiado cerca de los suyos, por sus brazos demasiado finos para su gusto...

-Hyebin yo... No, No quiero.-Dijo Jongho con nerviosismo en su voz.

-Vamos Jongie, solo un beso.

-No, ya... Ya te lo dije.-Decía intentando empujarla. Pero le aterraba lastimarla al ser más fuerte que ella.

-¿Por qué no?

Jonho se quedó callado. Sabía lo que sucedería si lo decía. En Estados Unidos había cambiado de escuela tres veces por esa razón.

𝐸𝓁 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶𝓃𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora