🍂𝐹𝒾𝓈𝓊𝓇𝒶🍂

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Estuvieron hablando por lo que parecieron horas. Hablaron sobre sus colores, lugares, artistas y deportes favoritos. El chico de la ventana amaba el softball, andar en patineta (Aunque no lo hacía muy seguido debido a su sobreprotectora madre), coleccionar monedas, la nutella, Dean y el color azul. Él le contó, a cambio, sus obsesiones con Boa, BTS, las bananas, las pizzas y la poca habilidad que tenía para el deporte. Rieron como sólo ríen amigos que se conocen desde hace diez años. De vez en cuando, Jongho dejaba salir de su boca comentarios sarcasticos, y de inmediato lo corregía todo, sabiendo que Seonghwa no podía entenderlos. Fue entonces cuando la madre de Jongho tocó la puerta.

—¿Puedo pasar?

—Mamá... Tú—El chico de la ventana estaba asustado.— Estoy vistiendome, mamá. ¿Podrías quedarte afuera?

—Claro. Sólo te quería decir que la cena está lista.

—Mamá... En realidad, me siento un poco mal. Creo que prefiero dormir.

—¿Seguro?

—Sí... Si me da hambre en la noche bajaré a prepararme algo, lo prometo.

—Está... Está bien.

Y en cuanto dijo esto, se fue. Jongho respiró hondo. Soojung no era una madre de las que suele enojarse por todo, pero encontrar a tu hijo hablando por la ventana con un completo desconocido no debe ser muy lindo. Cuando Jongho se volteó a mirar al chico de la ventana, este estaba chasqueando los dedos y mirando el suelo de su habitación

—¿Qué sucede?—Preguntó Jongho, intrigado.

—Necesitas comer.

—Como si pudiera moverme...

—Puedes moverte. Acabas de mover tu cabeza.

—Me refiero a que iría si pudiese caminar sin gritar.

—Oh.—La boca de Seonghwa se abrió, sorprendido, como si hubiese olvidado el hecho de que Jongho estaba todo lastimado.—¿Te duele mucho?

—Lo normal. Tal vez no vaya mañana a la escuela.

—Eso sería genial...

—¿Perdón?

—Me refiero a que así podríamos hablar durante toda la mañana... No hablo con muchas personas, chico de la ventana, y cuando lo hago no es divertido.

—¿Estás diciendo que es divertido hablar conmigo?—Preguntó Jongho, levantando una de sus cejas.

El chico de la ventana solo se encogió de hombros, sonrió y lo miro a los ojos por unos pequeños segundos. Durante sus conversaciones lo había hecho un par de veces, a veces por error y otras con miedo, como si quisiera detallar más sus ojos, como si fuese casi tan hermosos como los de él.

—Sí, supongo que sí.

Jongho sonrió. Jamás se había sentido así. Jamás había sentido tantas mariposas revoloteando en su interior. Aquel chico lograba convertir su mundo en algo más positivo, más hermoso. Él era tan inocente, tan dulce y tan divertido detrás de esa coraza de chico rudo vestido de negro con un rostro aparentemente infeliz. Era, simplemente... Perfecto.

—¿Puedo ver tu brazo?

—¿Mi brazo?

—Me hablaste de una fisura. Quiero saber como luce.

El chico sonrió y luego sacó su brazo por la ventana. Aún estaba algo lejos, pero ahora Jongho era capaz de verlo mejor. La fisura era sólo como una vena demasiado gruesa en el brazo del chico. En realidad, no se veía tan mal si lo observaba de cerca.

𝐸𝓁 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶𝓃𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora