🍂𝒜𝓊𝓉𝑜𝑒𝓈𝓉𝒾𝓂𝒶🍂

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Seonghwa se sentía tan valiente luego de haber dicho aquellas palabras al chico de la ventana. Su constante estrés, luego la pelea con su madre y finalmente su ataque de pánico en la casa de la señora Kang (Lo cual vino después del vómito), habían hecho de su día uno terrible, y es por esto que, el hecho de estar hablando con un completo desconocido sin tartamudear, aunque parecía algo muy simple para otros, logró que su día dejara de parecer una mierda.
Pero fue la voz del chico cuando lo escuchó por primera vez la que hizo que su día realmente dejara de ser tan malo.

—Tu voz acaba de alegrar mi día, chico de la ventana.

Seonghwa no pudo evitar sonreír. Su voz era tan... No sabía como describirla. Solo podía decir que lo hacía sentir de una increíble forma, como en su heladería favorita o en un concierto de Dean. Su voz también le había alegrado el día.

—Oye, sé que ya te lo había dicho, pero tu sonrisa es en serio muy hermosa.—Dijo Jongho con los ojos brillando de emoción. A cambio, Seonghwa, inconscientemente, sonrió aún más.

—Técnicamente lo escribiste.

—Escrito o no, sigue siendo hermosa. Como tú.

Fue entonces cuando Seonghwa levantó la mirada, y sus ojos se encontraron con los del chico de la ventana. Por primera vez en su vida, el hecho de estar mirando fijamente a los ojos a alguien no le molestó. Al menos no de inmediato. Por unos pequeños segundos, se fijó en los ojos del otro chico, notando lo marrones que estos se veían, convirtiéndose así este color en su favorito... Pero luego de unos diez segundos se sintió incómodo, como siempre, así que desvió la mirada y borró la sonrisa en su rostro, comenzando a chasquear los dedos.

—Tus ojos son realmente hermosos, chico de la ventana. Siempre he amado ese color de ojos, pero los tuyos son tan... ¿Crees que puedas prestármelos algún día?

Seonghwa frunció el ceño, confundido. Aquel chico debía de ser estúpido o algo así. Una persona jamás podría prestarle sus ojos a otra. Era imposible. Y mucho menos solo por un día... Y si lo hacía, ¿qué ojos usaría él? ¿Tendría que quedarse ciego durante un día o él le prestaría los suyos?

—¿En qué estás pensando, chico de la ventana? ¿Te has ofendido?

—No... No me has ofendido... Es solo que no puedo prestarte mis ojos. Es... Imposible.

—Tranquilo, solo estaba jugando. Deberías dejar de tomártelo todo tan literal.

Fue entonces cuando Seonghwa comenzó a reír como loco. Río y rio, sujetándose el estómago, hasta que por fin logró recuperar el control y volver a mirar al chico de la ventana, aun con una sonrisa en los labios.

—Chico de la ventana, sé que soy un payaso y que mis chistes no pueden igualarse, pero no he dicho nada gracioso esta vez.

—Claro que sí.—Contestó Seonghwa con los ojos iluminados.

—En serio, no he dicho...

—Dijiste que dejara de tomármelo todo tan literal.—Reveló, una carcajada amenazando con salirse por entre sus labios.

—¿¡Y eso te causó gracia!?

—Es que no puedo dejar de tomarme las cosas a lo literal, chico de la ventana.

—¿Por qué?—Preguntó Jongho con algo que Seonghwa reconoció de inmediato como curiosidad.

Fue entonces cuando el chico de ojos bonitos suspiró y comenzó a contarle su historial médico al chico de la ventana, esperando a cada segundo que este saliera corriendo y no le hablara nunca más. Pero él permaneció allí, escuchándolo atentamente, dejando resbalar un par de lágrimas por sus mejillas de vez en cuando. Al terminar, lo único que el chico de la ventana hizo fue sonreírle, secarse las mejillas y decir con una tierna voz que hizo que el corazón de Seonghwa palpitara como nunca:

𝐸𝓁 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶𝓃𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora