🍂 𝒜𝒷𝓇𝒶𝓏𝑜 🍂

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Jongho fue a la escuela con una sonrisa en el rostro. Llevaba la chaqueta negra de Seonghwa y la gorra morada. Con ilusión contaba cada minuto que faltaba para volver a verlo. La idea de ver una película junto al chico le emocionaba como a un niño pequeño, pero su primer beso era lo que en realidad estaba ocupando cada parte de sus pensamientos.

—... ¡Jonggie!—Lo llamó Yeosang a la hora del almuerzo. Era la segunda vez que se había visto obligado a gritarle para sacarlo de sus pensamientos.

—¿Qué sucede?—Preguntó asustado.

—Le estaba contando a Mingi sobre tu beso con Seonghwa y...

—¡No nos besamos!—Aseguró sonrojado, y esta era la muy cruel verdad.

—¡Por favor! ¡Casi tenía sus labios sobre los tuyos!

—Tú mismo lo has dicho, Yeosang. Casi.—Sonrió mientras ocultaba sus mejillas sonrojadas entre sus manos.

De repente el chico notó como su otro amigo parecía estar algo pensativo mientras miraba fijamente su comida a medio probar.

—¿Qué sucede, Minki?—Preguntó con una leve sonrisa en su rostro mientras sujetaba la mano de su amigo.

El chico suspiró.

—Jonggie, lamento decirlo pero.—Hizo una pausa dramática y volvió a suspirar frunciendo su entrecejo, como si lo que estaba por decir le doliese profundamente.—... Creo que deberías alejarte de él.

Jongho rió alto, como si aquello se tratase de un chiste... Y pensaba que lo era hasta que se fijó en el rostro de su amigo.

—¿Lo dices en serio?—Aún tenía la esperanza de que aquella fuese una broma muy pesada.

—Ese chico tiene un montón de problemas, Jong. Yeosang me contó todo lo que sabe de él mientras tú estabas en Seonghwalandia... Si no te alejas ahora vas a sufrir, Jong. Ese chico te va a destrozar lentamente hasta que sólo queden un millón de pedacitos de tí para que la gente los pisotee y los rompa aún más.

—¿Cómo lo sabes, Mingi? Tú no lo conoces. No sabes nada de él...

—¡Desde que lo conoces todo lo que haces es sufrir por él!

—No es cierto, Minki... Yeosang, dile que no es cierto.—Suplicó a su amigo rubio.

Pero el chico solo lo pensó todo unos instantes para finalmente fruncir el entrecejo, asentir y decir:

—Jonggie, lo siento, pero Mingi tiene razón. Has hablado con él durante un poco más de un mes y ya has llorado unas ¿Tres veces?... ¡Ayer lo hiciste antes de ir a mi casa, Jong!—Suspiró.—Ya comenzó a destruirte...

—Él no me está destruyendo.—Afirmó sintiéndose confundido y enfadado por el repentino cambio de opinión de su amigo.

—Lo está haciendo, pero tú estás demasiado ocupado encantándote con él como para darte cuenta de eso.

—¡Él no es de esos que te encantan y luego te destruyen, Yeosang!

—¡Él está enfermo, Jongho!—Exclamó Mingi no lo suficientemente alto como para que los demás en la cafetería escuchasen. El corazón de Jongho se encogió dolorosamente ante aquella afirmación.—¡No puedes borrar eso! ¡Él ya te encantó, Jongho! ¡Él va a herirte! ¡Aunque él no lo desee va a herirte!

—¡Él no es un maldito enfermo, Mingi!—Gritó demasiado enojado con su amigo como para mantener un tono de voz bajo. Seonghwa sólo tenía algunos problemas, pero no era un maldito enfermo incapaz de hacer nada.

De inmediato la mitad se volteó a mirarlos, y las mejillas de Jongho enrojecieron al darse cuenta de la atención que estaba recibiendo.

Un temblor se apoderó de su cuerpo cuando sintió una débil respiración en su cuello.

𝐸𝓁 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶𝓃𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora