「2」𝔥𝔦𝔤𝔥𝔱𝔬𝔴𝔢𝔯

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CAPÍTULO DOS
Hightower
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A Rhaenyra siempre le gustó el color verde, amaba el color de la naturaleza y la vida

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A Rhaenyra siempre le gustó el color verde, amaba el color de la naturaleza y la vida.

Pero creció para detestar el color después de aquella fatídica noche en que su antigua amiga y confidente, Alicent Hightower, apareció envuelta en él para encender la llama verde de Antigua (eligió el verde para declarar la guerra contra Rhaenyra).

Justo ahora, sin embargo, los pensamientos de la princesa no estaban enfocados en aquella guerra silenciosa que había nacido gracias a la mentiras y la deshonra que Daemon le provocó aquella noche en el burdel. No, ahora su corazón estaba desbordándose de amor por la criatura que estaba creciendo en su vientre.

Nunca antes le había agradado la idea de tener hijos, pero Rhaenyra no podía negar que ahora que ya tenía uno en camino, la idea se había vuelto amena.

Todavía sentía algo de miedo ante la idea de morir en la cama de partos, haciendo su deber con el reino como su madre (la dulce Aemma) alguna vez le había dicho que debía hacer antes de ser abierta por la mitad como pavo para poder darle un heredero varón a su padre (el heredero por un día). Sin embargo, el bebé que ahora crecía dentro de su vientre no la mataría. Cómo sabía eso la ojivioleta, nadie lo sabe, pero vaya que Rhaenyra adoraba quejarse de que el bebé la volvía lenta.

Tal vez si la princesa pudiera caminar más rápido, entonces se habría evitado la desgracia (bendición) de ser vista por su medio hermano, Valerius.

Originalemente, Rahenyra había salido a los jardines con la intención de respirar aire fresco antes de ser enviada al oscuro confinamiento al que todas las mujeres debían ir en algún punto en sus vidas. Debes cuidar del bebé, a menudo susurraba Laenor a modo de consuelo. ¡Ja! Como si aquellas palabras fueran de algún uso. Después de todo, Aemma de la Casa Arryn fue al confinamiento y nunca volvió.

— Nyra — le llamó el niño de Alicent y Rhaenyra tuvo la repentina necesidad de zarandearlo.

¡Me debes tu vida, bestia!

Valerius «Val» Targaryen poseía cabello negro y los ojos púrpuras como el oscuro anochecer; el príncipe de las tinieblas le llamaban algunos. Decían que era Daemon renacido. Un dragón que escupe fuego. Una cara idéntica a la de su gemelo (la oscuridad de su luz) con mejillas rellenas, sonrojadas y llenas de pecas (constelaciones). Su cabello era incluso más oscuro que el de Alicent y aunque todos aquellos que lo veían decían que poseía rasgos valyrios, Rhaenyra solo podía ver el fantasma de los Hightower.

Una sonrisa justo ahora iluminaba el rostro del pequeño Valerius mientras el susodicho la miraba con un destello de adoración en sus ojitos púrpuras. Igual a su madre.

Los labios de Rhaenyra se apretaron en una fina línea.

— Aléjate—ordenó con voz ligeramente temblorosa. Débil, eso es lo que era. Siempre lo sería por Alicent.

SNOWMAN | Rhaenyra Targaryen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora