𝐒| ❝LUCERYS SHALL BE AVENGED❞
A lo largo de los siglos, la Casa Targaryen ha producido tanto grandes hombres como monstruos. El Príncipe Valerius era ambas cosas. En su época no hubo un hombre tan admirado, tan querido y tan vilipendiado en todo Po...
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Valerius volvió a su hogar como Alicent tanto deseaba.
Pero regresó como un hombre cambiado.
(Sembró el caos en la capital y alimentó a Fuegohielo con el padre de Alicent)
Aemond creó a este hombre de facciones duras y ojos ardientes cuando decidió sacar a Valerius del fuego, esperando que olvidara el olor.
(Las manos de Aemond fueron las que arrastraron al pelinegro fuera de los escombros en Reposo del Grajo.
— Por favor, hermano — suplicó el tuerto. Una gruesa lágrima bajó por su pómulo —. No te duermas.
Valerius titulaba como una estrella entre la vida y la muerte.
— ¿Luke?
La cara de Aemond se amargó.
—¡No! — rugió y siguió arrastrándolo a duras penas por el campo de batalla. — ¡Lo maté por ti! Y aún así no volviste... siempre preferiste a esos bastardos.)
Se suponía que Valerius era un dios benevolente, pero la sangre fue derramada... y lo convirtieron en algo hambriento, algo que olvida para qué sirven sus manos cuando... no están temblando.
Perdió tanto, y Alicent lo sintió pasar...
(Su pecho palpitó de dolor con cada pérdida de su hijo.
Visenya
Lucerys
Viserys
Jacaerys
Oh, Alicent nunca le diría a nadie que el día en que se libró aquella batalla en Reposo del Grajo en su espalda apareció una ligera quemadura)
Porque ella lo tuvo primero, y dejaría que el mundo se rompiera el cuello si eso significara conservarlo.
Alicent empezó por limpiar la sangre de su padre de la barbilla de su hijo y... fingiendo comprender cuando Valerius la llamó a sus habitaciones horas después de convertirla a ella y a Helaena en prisioneras de guerra.
—Madre—empezó él, la cara húmeda en su cuello, el pecho estremeciéndose contra ella. —Te extrañé.
Alicent lloró y lloró cuando Rhaenyra se lo llevó. ¿Qué más podía hacer?
