𝐒| ❝LUCERYS SHALL BE AVENGED❞
A lo largo de los siglos, la Casa Targaryen ha producido tanto grandes hombres como monstruos. El Príncipe Valerius era ambas cosas. En su época no hubo un hombre tan admirado, tan querido y tan vilipendiado en todo Po...
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La tía Laena había muerto.
Y ahora su padre (padres) también.
Todos fueron arrebatados de este mundo por el fuego.
Harwin Strong pereció en Harrenhal y Laenor Velaryon fue encontrado junto a un hombre en un burdel de la Calle de Seda (una vergüenza). Solo hubo dos días de diferencia entre cada incendio y cuando Luke creyó haber superado el primero, el otro le siguió inmediatamente.
El lema de su Casa (la de su madre) era «fuego y sangre», así que ¿por qué el fuego le estaba arrebatando todo lo que amaba?
(Falso Targaryen)
Fue casi surrealista el hecho de que se encontrara dentro del grupo que se enfrentaría a Aemond después de que éste reclamara a Vhagar.
Luke se mantuvo oculto tras el cuerpo de su hermano (su protector) y se aferró a su brazo con todas sus fuerzas. Había algo raro en el aire. ¿Era el sulfuro en la túnica de Aemond o las acusaciones en la punta de la lengua de los presentes?
—¡Era mía para reclamarla!
Aemond era mayor que todos ellos, pero ellos tenían la ventaja en el número. Sin embargo, hubo algo en los ojos de Aemond aquella noche que perturbó a Luke; rabia, orgullo, veneno. Se erguía sobre ellos como si fuera una dios de la Antigua Valyria que buscaba doblegarlos hasta matarlos.
El príncipe (dios) que tenían frente a ellos nunca se había parecido a Aegon, Valerius, Daeron o Helaena. Pero por primera vez en toda su corta vida, Lucerys Velaryon entendió la razón: Aemond Targaryen tenía algo de oscuridad en su interior.
—Entonces deberías haberla reclamado—gruñó el platinado, tan despiadado, tan cruel que casi escupía fuego ponzoñoso. No necesitaba ser educado. Ahora era un verdadero dragón que podía enfrentar a sus rivales. —Tal vez tus primos puedan encontrarte un cerdo para montar. Te vendría bien.
Aegon podía ser cruel, pero era justo. Si Aegon empujaba a Lucerys, Lucerys podía hacer lo mismo y Aegon lo dejaría estar (era lo justo). Valerius no era cruel, pero no tenía piedad cuando se le provocaba sin motivo (cobraba su venganza haciéndoles bromas pesadas). Helaena era la más calmada y nunca se dejaba perturbar por sus juegos infantiles. Y Aemond... Aemond siempre se guardaba todo.
El cerdo con alas bautizado como el Terror Rosa fue una broma tonta, pero Aemond evidentemente nunca lo olvidó.
Y entonces, todos lo golpearon como una turba furiosa. Primero una de las hijas de Daemon y luego Jace, chillando y gimiendo cuando el dragón de ojos violetas y sed de sangre respondió con golpes. Era como un perro rabioso al que tenían que poner abajo (debían matarlo para que no mordiera la mano que lo alimentaba).
