29 de diciembre 2022

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Llegué a casa. Me dio influenza. Vomité varias veces en el día y se sentía el dolor en mi cuerpo, mi culpa. Hice bien.
Ahora me trago el humo del tabaco, el primer cigarro del día.
Van a dar las 8 de la noche.
El silencio de mi habitación me enreda. Cigarettes after sex suena en el altavoz de mi teléfono y recuerdo.
Desde que era pequeña siempre he sido bastante apegada a la idea de proteger. Quiero poder proteger a las personas que amo. Quiero poder ser un hombro amigo. Quiero poder cuidar de quiénes me cuidan. Ahora me doy cuenta, ¿quién realmente me cuidó?
¿Nuestros padres nos cuidan por la obligación de ser nuestros padres? ¿Nos aman porque somos sus hijos? O por lo que verdaderamente somos. ¿Mi madre me amaría como me ama si no fuera su hija? No. No lo haría.
Leí una vez un libro que se llama "las condiciones del amor" y aunque la finalidad del libro era entender que el amor real no tiene condiciones, ¿por qué parece que sí las tiene?
La condición de ser hijos, hermanos y padres. La condición de escuchar.
Hace poco alguien me dejó de amar. Lo hizo porque dejé de escuchar. ¿Era amor? Dejé de escuchar porque no puedo ni escucharme a mí.
Cierro los ojos de nuevo y dejo que la mente vuele. ¿La muerte no me lleva porque quiere que le ruegue que no me lleve? ¿No me lleva porque no amo la vida? Soy joven para morir, pero no soy tan joven para compararme con otras muertes. Si pudiese hacer algo en este mundo, ¿qué sería? ¿Por qué no hallo respuestas a todo lo que pienso? ¿Por qué la mayoría se queda como pregunta?
Debería leer más libros de filosofía y psicología.

YuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora