8 de febrero

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El silencio de un resquebrajado tiempo me entumece los sentidos. Varada en la mirada de un cielo infinito.
Oscura la luz y brillante la oscuridad.
El poeta que vuela en la libertad de las palabras en donde, sin sentido para otros, no encuentra otra forma de sentir el soberbio deseo de profundizar en la sensación de calidez.
Sin oscurizar la luz cómo sabremos que es luz. Sin imaginar algo, ¿cómo esperamos que pase?
Temerosa voy por un camino que parece ser perfecto para mí. Descendiendo voy y ya no tengo miedo. Ahora descender luce como subir. ¿Quién sube sin sentir que baja? ¿Estuve bajando todo este tiempo? O solo subiendo...
El incienso se está terminando y el sueño llega como una anotación de voces independientes de la vida.
Escucha mis alaridos. La soledad me perturba y me traga. Me devora como a un pequeño ratón.
Escucha mi voz. Temo no poder gritar suficientemente alto para que me puedas oír desde aquí abajo.
¿Me escuchas? Porque ni siquiera yo lo hago.

YuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora