Namjoon acaba de recibir a su nuevo compañero de departamento: Park Jimin, un ajetreado bailarín y actor de teatro musical, sin tiempo suficiente para dar un bocado.
Al notar esto, y queriendo mejorar su relación, Namjoon le propone preparar la cena...
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En el departamento, flota un delicioso aroma que haría salivar a cualquier amante de la carne. En el fondo de la olla, los rábanos blancos, las cebolletas y las costillas de res se cuecen a fuego lento; demasiado lento para el gusto de Namjoon.
Namjoon revuelve el estofado con un cucharón, revisa la carne y maldice al notar que aún está cruda. Mientras intenta alcanzar el cronómetro al otro extremo del encimero, el cucharón se le escapa de la mano, salpicando la pared y su camisa blanca con gotas incoloras y aceitosas.
"No importa", piensa Namjoon. "Luego lo limpiaré y me cambiaré de ropa". Solo espera que la mancha se vaya fácilmente. Revisa el tiempo en el cronómetro y se sorprende al descubrir que el estofado, que lleva 3 horas en el fuego, todavía necesita 2 horas más de cocción. En total, serán 5 horas con la estufa encendida, lo que se reflejará en la factura del gas. ¿Realmente vale la pena?
Aunque la receta original, que se remonta a los banquetes de la familia real durante la Dinastía Goryeo, exige 5 horas de cocción para preparar el galbitang, en la actualidad la mayoría de las personas cuecen la carne en 2 o 3 horas.
Por suerte no estamos en el siglo 14. Y si Namjoon decidiera no seguir la receta al pie de la letra, lo peor que podría pasar es que reciba un regaño de Jin, su ex compañero de piso, quien le dio las indicaciones para terminar el platillo. Curiosamente, Jin era incapaz de recordar el nombre de alguno de los antiguos emperadores, pero se volvía tan exigente como uno al tratarse de recetas tradicionales.
Después de dos años siendo testigo de las habilidades culinarias de Jin, Namjoon le concede a este todo el derecho de ser arrogante. Aunque pueda parecer excesivo, las 5 horas que se tarda en preparar un galbitang tienen una muy buena recompensa. Mejor dicho: el mejor galbitang que haya probado en su vida.
Es una lástima que Jin no pudiera quedarse para terminar la cena; y dado que no planea regresar al departamento, es imposible que se entere de que Namjoon ha aumentado la intensidad de la llama para ahorrar algo de tiempo y dinero.
Después de volver a tapar la olla, Namjoon se dispone a seguir con lo demás. Quedan muchas cosas por hacer para terminar la cena y el tiempo se le echa encima: falta picar los acompañamientos del estofado, preparar la salsa, freír los huevos y cocer los ingredientes del bibimbap. ¡Nada está listo aún!
Además, debe limpiar el piso, poner la mesa y cambiarse de ropa. No le va a sobrar tiempo para tomar una ducha, así que eso lo hará después, y si no quiere dejar de lado otra cosa, debe apresurarse.
Sin embargo, prefiere hacer cualquier cosa antes que ponerse a cocinar. Sus pasos van directo a su portátil, que reposa sobre la isla de la cocina. Enciende el aparato y pronto puede visualizar un largo texto reflejado en la pantalla.
