Día para armar el arbolito o para fastidiar los sueños de Peter.

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Peter sabía que la cosa pintaba mal, pero estaba decidido a fingir que el día anterior no había sucedido. No estaba seguro de qué fue lo que hablaron Tony y Harley mientras a él lo echó bajo la mentira de que fuera a buscar su celular, pero lo que sea, no fue bueno.

Así quisiera, no podía tragarse la idea de que fuera sobre trabajo. La actitud de Tony en el auto era errática y silenciosa. Mientras lo llevaba a casa estuvo muy callado y meditabundo, dándole muchas vueltas a un asunto que eligió no compartir con él, osea que lo involucra. Y eso nunca era bueno. Por no mencionar el comentario de doble sentido que le lanzó en la puerta de la casa de su tía. Peter temía que Harley hubiera visto lo evidente y le hubiera dicho algo. Pero no tenía forma de saber si eso era así o solo estaba sumamente paranoico.

Quizá, como insistía una voz en el fondo de su cabeza, lo único que había pasado era que Harley le dijo que quería algo con él. Notó su claro y obvio coqueteo y quizá Tony de verdad pensara que Peter no sabría qué hacer con un chico así. No es que fuera demasiado errado, pero Peter no era un superhéroe porque se dejara intimidar. No tenía mucha información, al menos no precisa, de Harley Kenner como persona, pero sabía lo suficiente del ahijado de Tony como jefe para saber qué, al final, podría controlar cualquiera de sus intentos de llevarlo a la cama.

Peter no era de subestimar al oponente y estaba seguro de que si la copia rubia y de ojos azules de su mentor se lo propusiera, no la tendría fácil en dejarle en claro que él no estaba interesado. Pero no creía que fuera a pasar. Es decir, Peter no llamaría la atención de un chico como él por más de unas pocas semanas. Mientras no se cruzara mucho con él, no debería haber problemas.

Una llamarada de esperanza vuelve a resucitar en su interior. Intenta sofocarla, pero Dios, no podía solo ser un delirio suyo, Tony en verdad parecía celoso. Muy celoso. La forma en la que intentó separarlos, no permitirles dar una vuelta juntos... Tenía que ser un indicador, mínimo.

Otra voz, más centrada y menos optimista, le ordena que deje de delirar idioteces. No tenía que perderse en esos carriles. Él tenía su plan y ese día ponía en marcha otra fase. Eso era lo importante. Lo que había pasado el día anterior era... Bueno, no sabía cómo catalogarlo, pero lo mejor que podía hacer era enfocarse en la tarea que tenía entre las manos.

Viendo el arbolito a medio decorar, aprieta los labios y suspira. Sí, lo mejor que podía hacer era ponerse con eso. Dum-E no tenía realmente idea de cómo hacerlo bien.

—Hum, eh... Dum, creo que deberías esparcir un poco más las decoraciones y hum, no... no poner todas en una misma zona...

El pobre árbol, ya de por sí ligeramente inclinado, se veía a punto del colapso. El robot había puesto lo que parecían tres cajas de decoraciones sobre un mismo punto y empezaba a desafiar la gravedad.

—¡Pero está quedando hermoso! —añade rápido al ver cómo la pinza se abre y cierra lentamente—. Solo digo que hay que esparcirlos un poco más.

Dum se anima al oír eso y empieza a colgar pequeñas pelotitas doradas y rojas por otra zona. Vuelve a cometer el mismo error, pero Peter no se detiene a señalarlo y más bien se planta en la zona problemática y empieza a descolgar las que están de más y suplantar otras tantas por moños, campanas y piñas secas.

El trabajo es lento, dado que Dum en verdad colgó mucho en poco tiempo y tiene que retroceder una buena cantidad de pasos para ver a lo lejos como va quedando. También, es verdad, se entretiene tomando de a sorbos pequeños el chocolate caliente.

No avanzan rápido, por más que Dum se esmera en ello. Peter decide esconder las cajas con las pelotitas que tienen tan divertido a Dum y se muestra sorprendido cuando la pinza se gira para buscarlo sin entender dónde fueron a parar las tantas cajas que Tony le había forzado a conseguir. Se enzarzan en una discusión sobre diseño hasta que una voz gruesa y divertida los hace sobresaltar. El coronel Rhodes entra cargando dos cajas grandes, Happy una bandeja que hace a Peter bizquear, pues huele en el acto el jengibre, la canela y el chocolate tibio. Vision, con una simpática vincha de cuernos de reno en la cabeza, entra cargando un robusto y majestuoso pesebre, que ya venía ensamblado en una base de madera oscura.

Otra tonta historia Navideña │starker│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora